En poco tiempo la pitahaya, llamativa planta tropical, ha logrado captar las preferencias de un valioso segmento de la población ecuatoriana y, con pasos certeros y seguros, comienza a ganar adeptos en el mercado internacional. Produce una fruta de exótica presencia, muy llamativa por sus atractivos colores, unas amarillas y otras rojizas, ambas con una pulpa interior blanca nívea e incrustaciones de semillas negruzcas, jugosa y dulce una vez madura. Se las solicita por su agradable frescura, que provoca sensaciones de satisfacción, muchos la demandan para la corrección de desórdenes digestivos por su alto contenido de fibra.
Se siembra en sectores de la Amazonía, sobre todo en el cantón Palora, de Morona Santiago, y en valles abrigados de la Sierra como también en algunos puntos de la Costa, en la península de Santa Elena, así como en las provincias del Guayas, Manabí, Bolívar y otras, destacándose en esta última la jurisdicción de Echeandía, entre los 300 y 800 metros sobre el nivel del mar, allí la observamos en el 2017 embelleciendo más las pintorescas colinas que circundan la pujante población de ese nombre, hasta donde acuden comerciantes de distantes lugares a adquirir el maravilloso y saludable fruto, en los sitios donde campea orgullosa, se ha constituido en fuente de empleo e ingresos para muchos ecuatorianos.
Ya aparece en las cifras de exportación con cerca de 18.000 toneladas, estimándose el área sembrada en 2.000 hectáreas, con grandes posibilidades de acrecentarse porque el ambiente tropical ecuatorial, que tenemos por naturaleza en demasía, le es más adecuado para desarrollarse, mientras en otros lugares como Argentina hay que proveerle de luz artificial que complemente sus exigencias. Por el lado del Estado, se han creado condiciones para propiciar las ventas, tanto nacionales como para el exterior, pues se cuenta con protocolos fitosanitarios indispensables para acceder a 54 países, incluyendo los 29 que ya disponen de ellos, destacándose los Estados Unidos que cubrió el 84 % de los envíos, seguido de Colombia y Singapur, como lo relata una nota de Diario EL UNIVERSO.
Ecuador está de pláceme porque durante el desplazamiento del presidente Lasso a la República Popular China se suscribió el documento final que abrirá las puertas a ese inmenso mercado para esta productiva especie, debiendo tenerse especial cuidado con el riguroso cumplimiento del mecanismo de trampeo para la captura de la mosca de la fruta y demostrar siempre estar libre de su nociva presencia, que tanto preocupa a la fruticultura mundial.
Con los negativos ejemplos de otros sembríos, los empresarios de pitahaya deben administrar su explosivo interés y plantar solo en áreas que la técnica señale como las más adecuadas por el tipo de suelo, drenaje, riego y manejo poscosecha, sin pretender regulaciones estatales que podrían ser un obstáculo a su promisorio e integral futuro, como aspirar a fijaciones de precios oficiales no siempre realizados obedeciendo a las condiciones del mercado, buscando, por tratarse de siembras en pequeñas superficies, altos niveles de mancomunado trabajo que optimice costos en todas las etapas. (O)