Escribo esta columna antes de los sufragios del 13 de abril del 2025.
Para que haya lugar al optimismo, será esencial que no haya sospechas fundamentadas de fraude en el proceso ni en los escrutinios. Esto llevará a que sean aceptables los resultados electorales que se informen.
Quien triunfe en estas elecciones debe tener claro que un segmento muy importante de los que le dieron su voto lo hizo “pro”, porque creyó en su propuesta política; pero otro segmento le dio su voto porque lo hizo en contra o por rechazar la opción de su opositor.
Quizás habrá pesimismo sobre la relación de quien triunfe en la elección presidencial con la próxima Asamblea, cuya primera minoría, RC (Revolución Ciudadana) y RETO (Renovación Total), es de 67 de un total de 151 miembros, o sea, el 44,3708 %; y, la segunda minoría –ADN (Acción Democrática Nacional)– de 66 de 151 miembros, o sea, el 43,7086 %, minorías muy significativas, para colaborar con el Gobierno que se elija o para intentar trabar. Los no incluidos en esos dos segmentos son 18 miembros, 11.9205 %, de otras fuerzas políticas, que pueden aportar sensatez al país. El quorum es de la mitad más uno, de 151 miembros, o sea, de 77 miembros, con lo cual una las dos primeras minorías por sí sola no hace mayoría. ¿Cómo convertir en optimismo el riesgo de pesimismo?, con voluntad de hacerlo. Se pusieron de acuerdo al inicio de la Asamblea que concluye, los del entorno de Noboa con los de Correa y con el PSC (Partido Social Cristiano), aun cuando su motivación fue el reparto de dignidades, muy difícil para la próxima Asamblea Nacional.
¿A qué sensatez aspira el pueblo ecuatoriano? A una Asamblea que actúe para legislar y fiscalizar sin torpedear al Ejecutivo ni trabar su gestión. Tampoco el otro extremo, el de la Asamblea alfombra, casos como los de Venezuela y Nicaragua, en que para vergüenza de la democracia, se dictan normas legales y resoluciones de fiscalización que “por unanimidad” son parcializados a favor o en contra. Se ha mencionado la posibilidad de una asamblea constituyente, lo que no implica necesariamente “patear el tablero”. Se supone que con previa consulta popular se propondría la sustitución de la Asamblea Nacional con una constituyente, que luego pase a ser nueva Asamblea o Congreso Nacional. La alternativa es que siga la Asamblea Nacional y se conforme una Asamblea Constitucional o Comisión Especial específica para un texto constitucional.
Hay temas urgentísimos que requieren de decisiones políticas, estimando sus posibles efectos sociales y económicos.
Habrá el valor real de las relaciones internacionales, que demandan no servilismo ni verborrea.
Llegan a quitarles la leche a los niños
Se repite “no subsidios”, por principio: de acuerdo. Pero sectores de bajos ingresos, ¿qué capacidad de pago tienen para salud, vivienda, educación y otros rubros que son esenciales para la calidad de vida? Mejorar el ingreso de los ecuatorianos y no permitir el abuso de costos se vuelve esencial.
Un tema para pensar. Los mismos contrarios al gasto social sí quieren formas de proteccionismo empresarial, porque lo primero es “gasto”, lo último “estimula la inversión”. ¿Y quién controla que no haya desviaciones? (O)