No es aceptable que un Gobierno –y menos si es interino– cuando tiene problemas de caja –y todos los tienen, en todas partes del mundo, aun los más ricos-, para solucionarlos empiece por empeñar sus bienes permanentes más preciados.

Eso es lo que está haciendo el del Ecuador y de manera innecesariamente oscura, al inicio del feriado de carnaval, y luego que la ministra de Energía y Minas, Inés Manzano, se ha negado a informar a la Asamblea Nacional de tal proyecto, y cuando, de manera curiosa, manda a los legisladores a revisar la ley, cuando eso es lo que ella tiene que hacer: concurrir a la Asamblea Nacional, explicar lo que ha hecho o está haciendo, y citando las disposiciones legales en las que se funda.

Para oscurecer más las cosas, esta negociación del Campo Sacha tiene lugar en vísperas de la elección de nuevo presidente de la República y bien puede el Gobierno actual esperar a ver si el pueblo lo ratifica, ahora que ya conoce su propósito.

Parece que el Gobierno empieza a apreciar la gravedad de las cosas y ha postergado en treinta días la resolución. Entiendo falta el informe del procurador. Agravaría la situación si se pactaren cosas que hagan imposible, o muy oneroso, anular, rescindir el contrato.

No es la primera vez que el Ecuador ha estado en una situación semejante: A mediados del siglo XIX, cuando era presidente el general Francisco Robles, se intentó entregar áreas baldías del Oriente y otras provincias en pago de la deuda inglesa, originada durante el proceso de la Independencia. Así que esta negociación de la “joya de la corona oxidada” hay que medirla pensando en el juicio de la historia, no solo en el efecto electoral, que podría, por reacción, ser negativo para sus propulsores. Y la ministra debe firmar ella, asumiendo la total responsabilidad, sin delegación a otro funcionario, y menos a un extranjero.

Enturbia más las cosas que se haya escogido a una compañía directamente, sin concurso; lo que la sabiduría popular llama “a dedo”. El Gobierno, por bien del país y de sí mismo, debería cancelar esta concesión o, al menos, dejarla para resolución de quien resulte ganador en la segunda vuelta presidencial. Estamos a comienzos de marzo y la elección de segunda vuelta tendrá lugar a comienzos de abril. Los funcionarios de Petroecuador despedidos por haberse opuesto a esta negociación, deberán ser restituidos a sus funciones; no cabe sancionar a alguien por decir su verdad por los canales regulares. Finalmente, si Sacha está oxidada, hay que destinar más recursos para “pulirla” y que produzca todavía más.

El ministro de la Defensa, Gian Carlo Loffredo, se ha enredado defendiendo una adquisición de chalecos antibalas que empezó mal por seleccionar una firma prohibida de contratar con el Estado. En materias de defensa, la confianza es el factor esencial; si ya fue rechazada la adquisición una vez, no hay poder humano que devuelva la confianza. Hacen nuevas pruebas, pero no con el calibre indicado, el 7,62, que es el principal de las infanterías en el mundo entero. Es vital, no negociable, el cancelar esa negociación. El soldado es el que debe confiar en su chaleco y su casco. (O)