Quizás no todos vayan a coincidir conmigo en que el principal problema económico y social del país es la pobreza, y digo quizás porque alguien podría hablar de la delincuencia, de la corrupción, y demás, pero la realidad es que de un modo u otro vamos a converger en el discurso y los argumentos hablando de la pobreza, las carencias, de la necesidad y la miseria en la que se encuentran millones de ecuatorianos. Y entonces ¿cómo resolvemos el problema? A ver, si el asunto es la pobreza, y lo opuesto es la riqueza... ¡Eso es! Resolvamos la pobreza con riqueza, es decir, con dinero, con inversión productiva, con flujo de capitales. Suena sencillo, pero la realidad es que no hay suficiente inversión y por lo tanto no hay suficientes plazas de empleo, y por ende, no podemos reducir la pobreza; o al menos no, si no hay cambios profundos en muchos frentes.
En el contexto actual del país es casi imposible que existan grandes rubros de inversión pública. El déficit fiscal del Gobierno central y la deuda pública ejercen fuerte presión en el Presupuesto General del Estado, y los recursos para obras de infraestructura son muy escasos. En ese sentido, la inversión productiva que genere empleo y reduzca la pobreza debe venir del lado privado, tanto local como extranjero, para ello necesitamos incentivos productivos, tributarios, laborales, enmarcados en acciones concretas, como acuerdos comerciales, reducción tributaria, reducción arancelaria, flexibilidad laboral, optimización del mercado de valores e implementación de zonas francas.
Conscientes de ello, y de que el camino no es nada sencillo, es loable la iniciativa que está liderando la Cámara de Industrias de Guayaquil, quienes en alianza con el Instituto Ecuatoriano de Economía Política (IEEP) llevan a cabo el proyecto Inversión para la Reactivación, que consiste en sustentar propuestas y recomendaciones de políticas públicas específicas que tengan un impacto positivo en la inversión. Una de las primeras actividades realizadas ha sido una mesa de trabajo técnica con 16 líderes gremiales de Guayaquil, Manta y Cuenca, en la que se trataron las principales problemáticas a las que se enfrentan los diferentes sectores al momento de invertir. Auguro buenos resultados de este proceso, porque se está convocando e invitando a participar también a diferentes actores de la sociedad.
Al final del día es lo óptimo que seamos los propios empresarios, emprendedores, académicos y ciudadanos en general quienes aportemos con las soluciones que el país necesita para mejorar el ambiente de inversiones y la posibilidad de que los desempleados consigan empleo, que los trabajadores accedan a mejores plazas y que haya un incremento generalizado del salario real y el bienestar.
Ojalá prospere esta iniciativa, que surjan muchas más, y se traduzca en un aumento en el flujo de capitales (aprovechemos que somos una economía dolarizada), y podamos dejar atrás las estadísticas penosas de recibir el equivalente de inversión extranjera directa de apenas el uno por ciento del producto interno bruto, mientras que países vecinos tienen tres veces más, y con ello mayor crecimiento económico. (O)