Ambos aspirantes a la Presidencia del Ecuador han prometido integrar la inteligencia artificial (IA) en sus gobiernos como herramienta de desarrollo y mejora de la gestión gubernamental. Sin embargo, hay aspectos previos que deben considerarse para evitar que su implementación sea un proyecto fallido. Para aprovechar el potencial de la IA, es esencial crear un entorno habilitante que incluya infraestructura digital, acceso a datos, talento digital y capacidades de innovación y emprendimiento. Este proceso debe impulsar la transformación digital y el desarrollo productivo, vinculando ambos esfuerzos, y establecer una adecuada gobernanza de datos para fomentar un desarrollo sostenible e inclusivo.

Las consultas políticas a la IA

Más humanos

Existen múltiples ejemplos de la aplicación de la IA, especialmente en áreas clave para Ecuador. Por ejemplo, en el ámbito de la inseguridad, la IA podría contribuir significativamente a la captura de delincuentes. Un sistema de videovigilancia no monitoreado por personas puede proporcionar información sobre rutas, movimientos, ubicaciones y lugares frecuentes de los objetivos. La literatura sugiere que la IA podría optimizar en un 20 % los recursos de búsqueda y reducir los tiempos de captura hasta en un 40 %. ¿Cuántas vidas podríamos salvar? Si el sistema es robusto, también podría identificar patrones de comportamiento de las bandas y prever posibles extorsiones, analizando variables geográficas y sociales. Para el caso del Ecuador, esto implica un apoyo táctico, mas no un reemplazo del talento humano.

En cuanto a los cortes de energía eléctrica, la IA puede ser crucial en varios aspectos. Actualmente, existen problemas con la previsión de condiciones meteorológicas, la disponibilidad de plantas eléctricas debido a daños o falta de mantenimiento y el consumo desordenado, que aumenta en 500 MW al año. Un sistema robusto de predicción climática basado en IA podría mejorar la precisión de los modelos meteorológicos, permitiendo una mejor preparación para fenómenos extremos. Mediante sensores IoT se podrían monitorear los niveles de agua en embalses y ríos, optimizando la distribución y uso del recurso en periodos de escasez. Además, la IA puede mejorar el mantenimiento predictivo de plantas eléctricas, reduciendo hasta un 60 % la indisponibilidad de las centrales y liberando 600 MW adicionales al año. En el ámbito del consumo, la IA podría optimizar el uso de energía en edificios, hogares y empresas, reduciendo el consumo en un 30 %, lo que también disminuiría las emisiones de carbono. Esto, sumado a los beneficios del mantenimiento predictivo derivado de esta ciencia, que permite aumentar la vida útil de los componentes industriales.

Sin embargo, la implementación de estos proyectos requiere financiamiento externo o una planificación en la inversión, debido a las limitaciones económicas del Gobierno. Es importante destacar que la IA podría ayudar a cumplir hasta el 79 % de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y hasta el 93 % de los relacionados con el medio ambiente, lo que facilitaría el acceso a fondos internacionales para financiar estos proyectos. (O)