Cada vez es peor. No hay otra forma de decirlo. Cada paso deliberado que la clase política da, va dejando la huella dolorosa de la mediocridad y corrupción en la mente de quienes están atentos de la realidad nacional. Me pregunto si el destino de los curiosos de la sociopolítica es pasarnos estrellados, una y otra vez, con esta realidad. Pues parece inevitable coexistir con cierta hediondez y vergüenza ajena que marca la extorsión de esta clase de políticos a quienes estorban en sus pretensiones, esa capacidad de mentir tan descaradamente, tan descarnadamente. Da asco, sí, es inevitable.
Este tipo de lucha por controlar a los semejantes no es nueva. Cientos de episodios de la historia nacional y mundial nos dejan saber que el mismo diablo se ha disfrazado de líder, cura, amante y hasta de pasajero hablante en el desierto para ser visto y adorado. Por ello, creo que esto es un péndulo cíclico en cada era de la humanidad, solo hay que saber dónde ubicarse.
Un país de gente que exige seguridad y empleo
Y para ello es fundamental mirar bien. En dónde estamos, qué realmente pasa a nuestro alrededor. Empecemos viendo a nuestra juventud que está atrapada en drogas, nuestra alimentación contaminada de químicos, nuestros océanos llenos de mortal plástico, de guerras y guerrillas invisibles que si no te matan te enloquecen. Un mundo consumista que brinda satisfacciones de corta duración y de largo vacío.
Algo pasa, algo estamos haciendo mal. Un planeta que nos azota con calentamiento inusual y sobreviviendo en una violencia social en todos los ámbitos. Debemos detenernos a mirar, a mirarnos.
La jerarquía es un modelo, no necesariamente bueno, pero un modelo de ejemplo a seguir, pues obliga a quienes ostentan poder ser vistos por los otros. Por ejemplo, los padres con respecto a los hijos, los profesores con respecto a los alumnos, etc.
Me pregunto si tenemos grandes ejemplos de ética. Por otro lado, el servicio público ya es una vergüenza y para quien se anima, un gran riesgo. El pueblo, frase muy manoseada, hoy ya no es el grupo de gente que requiere oportunidades y derechos, puede ser visto como la alfombra que ensucian los brabucones llamados políticos. Han deshumanizado todo. El pueblo somos todos. ¿Somos?
En ese grupo aumentan las personas que no encuentran sentido a la vida, a la sociedad.
Es el Estado y ahí las autoridades las de mayor responsabilidad, se trata de esa gente que es mirada la mayor parte del tiempo y por muchos. Ellos y ellas que deben ser ejemplo y convocar a una construcción de desarrollo humano con mínimos de dicha y satisfacción por pertenecer a este país.
¿Usted cómo los mira? ¿Qué ejemplo le dan?
Entre tanto troglodita sí hay patriotas de la vida real que han aprendido a caminar con demonios y quieren trabajar por la seguridad, por disminuir los ataques sexuales a las mujeres, porque exista mayor claridad y eficiencia en la tramitología pública. Nos toca animarlos, empujarlos a seguir luchando, pues serán ellos los que escriban sus nombres con honor en la historia del país y no con la sangre de los más débiles como lo están haciendo quienes han desnudado sus pretensiones tan bajas. ¿Cuando usted aplaude a un funcionario público, quién lo ve a usted? ¿Usted representa el ejemplo de quién? (O)