Los ecuatorianos nos enfrentamos una vez más a una elección general para presidente de la República y asambleístas nacionales y provinciales, ahora sí para un periodo ordinario de cuatro años, en medio de grandes desafíos que debemos enfrentar.
En mi artículo que publiqué en noviembre preguntaba si una constituyente era una salida y enlisté unos temas como prioritarios: 1) El Consejo de Participación Ciudadana, su fracaso como función del Estado; 2) La Función Judicial y la necesidad de una reforma integral de sus estructuras administrativas; 3) La Asamblea Nacional y la necesidad de reducir sus integrantes en número y subirlos en calidad y experiencia; 4) La reestructuración de la división político-administrativa del país y la redistribución de competencias y recursos; 5) La reestructuración del sistema de seguridad social, con refuerzo en la autonomía de sus recursos y la sinceración de los fondos de pensiones; 6) La habilitación constitucional a la plena participación de la inversión privada en los sectores estratégicos, con todas las garantías que se requieran, garantizando la sostenibilidad de los sectores de generación eléctrica, petróleo, minas, gas, telecomunicaciones, agua, etc., regulando además las normas ambientales para que se proteja el medioambiente, pero a la vez obstaculicen el desarrollo; 7) Revisar el papel y la forma de elección del vicepresidente (a); 8) Modificar el sistema de control y combate a la corrupción con instituciones más modernas y eficientes que la actual Contraloría; 9) La regulación de la acción de protección, habeas corpus, etc., para que no sean desnaturalizadas; 10) Regular constitucionalmente uso legítimo, progresivo y regulado de la fuerza por parte de la fuerza pública y dictar nuevos principios de control migratorio.
Muchos lectores me escribieron sumando temas, como la protección a los migrantes que deben retornan con auxilio del Estado; la protección de los grupos vulnerables, en especial quienes tienen enfermedades graves, raras o catastróficas; los temas de violencia contra la mujer y por supuesto, la generación de empleo y apoyo a los emprendedores.
Todos estos temas necesitan una cosa fundamental: que quien gane la Presidencia invite a todos, sin distinción, a que nos sumemos al proyecto Ecuador; que todos sean capaces de poder sentarse a construir consensos sin que esto sea satanizado; necesitamos una mesa de autoridades que la lidere el próximo presidente.
De parte de la Asamblea requerimos que lleguen los mejores perfiles; legislar es una ciencia que implica el manejo de conocimientos y estudios; el manejo del idioma y redacción a perfección; el manejo político de buscar acuerdos en la generación de nuevas normas. No queremos más shows de quinta categoría, no queremos más escándalos, no queremos persecuciones ni bloqueos ni fiscalización como estrategia política de boicot al Ejecutivo.
Todo esto busca un momento de reflexión, querido lector, de los grandes desafíos que tenemos; de los grandes líderes que necesitamos y el reconocimiento de la responsabilidad que tenemos al votar. El poder radica en el pueblo, no nos equivoquemos. (O)