Durante siglos las mujeres fuimos relegadas injustamente a un segundo plano, a un rol secundario, a las actividades domésticas, que, de hecho, las realizamos con mucho cariño, hemos cuidado y amado de una manera devota a nuestra familia, esposo e hijos, y luego nietos y más. Luego, en las últimas décadas la situación ha cambiado progresivamente; con sus matices, claro. Vemos cada vez más seguido no solo a mujeres desenvolviéndose efectivamente en los campos relevantes de la sociedad, sino que las observamos desempeñando roles de liderazgo y siendo ejemplo a seguir. Es a ellas y a todas las niñas y mujeres con sueños e ideales a quienes les dedico este artículo y les digo: Cree en ti, lo vas a lograr, puedes hacerlo, eres capaz.
Las típicas frases “corres como niña”, “hablas como niña”, o si no los enunciados disfrazados de condescendencia que únicamente resaltan el machismo de nuestra sociedad, que hacen ver como caballeros a los hombres que nos siguen viendo como objetos, adornos y hasta trofeos que pueden exhibir a su lado y en función de convencionalismos sociales. Aún como sociedad no terminamos de entender el rol de estas frases en la formación de nuevas generaciones y los estigmas que promovemos al decirlas.
Nos ha costado (así, nos, en plural, como género) llegar a espacios críticos a nivel social, empresarial, político, etcétera, no por falta de capacidad, sino por falta de espacios y apertura, por los paradigmas sociales, los prejuicios históricos y la desconfianza en el género, pero lo hemos conseguido. Año 2021, y aún con muchas cosas por hacer, con esquemas por romper, con paradigmas que voltear y mitos que tumbar, veo con orgullo a muchas mujeres ecuatorianas destacando en liderazgo y dirección efectiva, y con claras perspectivas de que van a llegar muy lejos.
Hoy tenemos a mujeres valiosas siendo protagonistas de la sociedad ecuatoriana: Caterina Costa, una gran exponente de la industria ecuatoriana, dirigente gremial de lujo y recientemente nombrada presidenta del directorio de una de las empresas más grandes y exitosas del país; Tannya Varela, mujer valiente y de tesón incomparable, ahora al frente de la Policía, institución clave para el funcionamiento de la sociedad ecuatoriana, tiene a su mando la seguridad interna, y lo hace con puño de hierro y sin mostrar debilidad; Cecilia Paredes, desde la academia, dirigiendo una de las mejores y más exigentes universidades del país, siempre en la búsqueda de innovación y mejora continua, manteniendo a la educación superior ecuatoriana dentro de los estándares internacionales de excelencia; Marianela Ubilla, exitosa empresaria bananera, representante gremial de un sector clave para la economía nacional; Neisi Dajomes, nuestra campeona olímpica, mujer valiente, alegre y comprometida con su destino.
Ellas, al igual que muchas otras valiosas mujeres, tienen en común varias cosas: liderazgo, trabajo en equipo, pasión por lo que hacen, pero, sobre todo, compromiso. Están ocupando espacios históricamente ocupados por hombres, lo que nos da una lección como sociedad: las mujeres no somos competencia, somos complemento, un complemento ideal. (O)