Una vez que las candidaturas se situaron en la línea de largada se abrió el amplio camino de la especulación sobre los posibles resultados. Más allá de los juicios de valor que se pueden hacer al respecto y en lugar de condenar esa actitud generalizada, cabe considerar que esta aparece como inevitable en un proceso electoral atípico como el presente. Es inusual no solamente por su carácter sorpresivo o inesperado, sino sobre todo porque ocurre en un contexto en que los electores no contamos con referentes claros para guiar nuestro voto. Esta será una elección sin partidos políticos y con la mitad de los candidatos presidenciales que no provienen del ámbito político. Será, en gran medida, una de aquellas elecciones a ciegas que constituyen el ambiente ideal para que triunfen las emociones por encima de las razones.

De cualquier manera, esta elección se asienta sobre algunos factores concretos que definen en gran medida las preferencias de los votantes o, con cierta pedantería, sobre los clivajes. Dos de estos (la ideología y la adscripción regional) pueden considerarse permanentes y otros dos (la inseguridad y la situación económica) son coyunturales. Por el momento, centrémonos en los primeros, que se expresan en las posiciones de izquierda, centro y derecha (o, si se quiere, las preferencias por más Estado o más mercado) y en la identificación territorial entre votantes y candidatos, que en el Ecuador tiene mucho peso.

Si se traza una línea horizontal de izquierda a derecha y se la cruza con una vertical de Sierra y Costa, se obtienen cuatro cuadrantes en los que –de acuerdo a los resultados de elecciones anteriores, a las propias declaraciones y a sus propuestas– se puede ubicar a cada uno de los candidatos. Así, en el cuadrante de la izquierda se ubican Yaku Pérez, Luisa González y Bolívar Armijos, en el de la derecha Jan Topic y Daniel Noboa, mientras que en el centro se encuentran Hervas, Villavicencio y Sonnenholzner. Por tanto, se puede prever que en cada uno de esos espacios se escenificará una disputa por los votantes de las respectivas ideologías. A manera de ejemplos, Noboa deberá disputar con Topic por los votantes de la derecha, mientras González deberá hacer lo mismo con Pérez por los de la izquierda y lo mismo sucederá en el centro.

El panorama se complica cuando se considera el otro clivaje, el regional. Su importancia está reconocida en la propia conformación de los binomios, que indefectiblemente son una combinación de ambas regiones. En este caso, tres candidatos tienen su base en la Sierra (Pérez, Hervas y Villavicencio) y cinco en la Costa (González, Armijos, Sonnenholzner, Topic y Noboa). Por consiguiente, también se puede prever una disputa por los votantes de la región. Así, aunque González y Topic se sitúen en ideologías antagónicas, mantendrán una contienda por el voto costeño, en la que entrará también Sonnenholzner, mientras Pérez deberá hacerlo por el voto serrano con Hervas y Villavicencio, que a su vez competirán entre ellos.

El panorama se torna más complejo, especialmente para las estrategias electorales, cuando se considera que esas dos contiendas se realizan al mismo tiempo. Los candidatos están obligados a una doble disputa. Las mayores probabilidades las tendrán quienes logren atravesar tanto la línea horizontal como la vertical que definen a los cuadrantes. (O)