Bueno, si no lo creían, las elecciones generales del 9 de febrero lo demostraron: existen demasiados “partidos políticos” que no representan a nadie, ni siquiera a quienes los crean.

Vergüenza nacional

La vigencia de estas organizaciones oportunistas solo causa daño democrático y perjuicio económico a la gente y al Estado, o sea a nosotros. Es entonces tarea de la nueva Asamblea y del Ejecutivo impulsar la reforma que elimine a dichas agrupaciones y exija el riguroso cumplimiento de requisitos sobre ideología y favoritismo a las nuevas que se registren. Es decir, que los nuevos partidos representen realmente a la población. Si no, seguiremos sufriendo la farsa de políticos improvisados fungiendo de candidatos, sin ningún mérito ni vergüenza. (O)

Teófilo Villón Barros, Guayaquil