El dengue es una infección vírica que se transmite al ser humano por la picadura de mosquitos de especies Aedes aegypti, Aedes albopictus infectados por el virus del dengue (DEN). En la actualidad, el dengue es una enfermedad epidémica o endémica, la mitad de la población mundial corre riesgo de contraer la enfermedad, es endémica en más de 100 países de las regiones, siendo más frecuente en las regiones de climas tropicales y subtropicales.
La infección por un serotipo del virus del dengue proporciona inmunidad de por vida contra ese serotipo (DENV-1, DENV-2, DENV-3, y DENV-4). Pero esa inmunidad mediada por anticuerpos neutralizantes solo confiere protección parcial y transitoria contra la infección subsiguiente por los otros tres serotipos del virus. Esto incrementa el riesgo de sufrir enfermedad grave o dengue severo, como fiebre hemorrágica y síndrome de shock por dengue (SSD), con permeabilidad vascular aumentada y trombocitopenia, en una segunda infección por otros serotipos del DENV-3, DEN-4.
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El resurgimiento del serotipo DENV-3 puso en alerta epidemiológica, por lo que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) alertó sobre el probable riesgo de brotes de dengue en las Américas, por la creciente circulación del serotipo DENV-3 en varios países de la región. La combinación de factores de riesgo, como poblaciones sin inmunidad definitiva, sistemas sanitarios colapsados pospandemia y cambio de distribución del vector, un mosquito transmisor con característica domiciliaria y de difícil erradicación, cambio climático que incrementa las temperaturas, las precipitaciones y la humedad, hace que el riesgo de una nueva epidemia sea real, más en los países que han sufrido dengue, sumados a la inestabilidad política y financiera, que producen diásporas, con movimientos de poblaciones.
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La reemergencia del serotipo DENV-3 en América aumenta el riesgo de dengue grave, ya que muchas personas no han estado expuestas previamente al virus de este serotipo DENV-3, por lo que no tienen inmunidad definitiva. Además, las infecciones previas con otros serotipos pueden hacer que una nueva infección por DENV-3 tenga mayor riesgo de complicarse con dengue severo. De hecho, si una persona que tuvo dengue vuelve a infectarse con un serotipo diferente, el riesgo de sufrir complicaciones aumenta. Este serotipo (DENV-3) ha sido asociado con formas graves de la enfermedad, incluso en infecciones primarias, lo que genera una mayor preocupación por el impacto potencial en la salud pública.
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Una de las principales herramientas para combatir el dengue es la vacunación, que ha sido aprobada en varios países de la región. Sin embargo, su efectividad contra el DENV-3 ha resultado ser inferior a la esperada.
Esto significa que las estrategias de prevención deben ir más allá de la vacunación y enfocarse en el control del mosquito transmisor. (O)
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Jaime Galo Benites Solís, clínico intensivista, Guayaquil