Sí, es verdad que la mayoría de cartas recogidas de los amables lectores son inquietantes, negativas y, hasta cierto punto, dolorosas, pues responden a quejas y denuncias de la ciudadanía que carece de voz; debemos también dar paso, poner énfasis y destacar las cosas que, a criterio de una gran mayoría, nos parecen realmente positivas.

¿Cuál sería el futuro del Ecuador después de las elecciones?

A propósito, es muy loable y digno de aplauso lo que el presidente candidato viene desarrollando en todos los rincones patrios, visitándolos personalmente, ayudando a resolver situaciones, buscando soluciones y dando esperanzas de mejores días a sus pobladores, ansiosos y esperanzados de que, algún día, estos beneficiosos cambios sean posibles. Mientras tanto, la candidata opositora brilla por su ausencia y nunca aparece en escena, tan solo se la conoce por los miles y miles de carteles publicitarios que inundan las ciudades, pueblos, carreteras y hasta en los lugares más recónditos e increíbles del país, sin contar con los efectos que causa la contaminación visual y los millonarios gastos que esto representa. Por ende, los ecuatorianos intuimos que desconoce, por completo, las múltiples necesidades y problemas que atraviesa el país y, como es obvio, no tendrá los suficientes conocimientos, capacidad ni recursos para viabilizar sus posibles soluciones.

El apocalipsis ecuatoriano

Frente a estas reflexiones y premisas, confiamos en que los electores estarán en capacidad de dilucidar y decidir, en forma consciente, su voto en las elecciones del próximo 13 de abril. (O)

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Fabiola Carrera Alemán, Quito