La política no es un tema lejano, en especial en nuestro país. La política está en lo que comemos, lo que vestimos y en cada decisión que tomamos. Pero cuando nos hablan con términos confusos, cifras técnicas y mensajes diseñados para el poder, muchos prefieren ignorarla. ¿El resultado? Un sistema que se beneficia de nuestro desinterés, perpetuando desigualdades e injusticias que vivimos día a día.

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La política no es solo para expertos: es para el vendedor ambulante que paga impuestos absurdos, para la madre que lucha por educación digna, para el joven que ve cómo le cierran oportunidades.

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Entender eso nos permite mirar desde otra óptica la realidad, esa que duele cuando el salario no alcanza, cuando la corrupción sale impune o cuando los medios distorsionan la verdad. No hay “ajustes técnicos”, sino recortes que afectan a los más pobres; no hay “medidas necesarias”, sino decisiones que favorecen a unos pocos.

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La premisa es clara: si no nos involucramos, siempre gobernará quien menos nos conviene. Este es un llamado a dejar de ser espectadores y convertirnos en protagonistas, porque la política, cuando se mastica, deja de ser un monólogo de élites y se convierte en una herramienta de todos quienes somos parte de esta sociedad. (O)

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Elvis Alberto Herrera Cadena, Guayaquil