No sé si por intuición o por rebeldía siempre me dejé llevar por mis propias convicciones, me gustó observar, escudriñar, mirar bien las cosas para tomar una decisión, indudablemente muchas veces me equivoqué y también me faltó más decisión para emprender en tareas muy difíciles, siempre me dije que la felicidad está en hacer lo que me gusta y saber escoger lo que me gusta.
Estereotipos en las instituciones educativas
Mi padre quería que me quedara trabajando en el Ingenio Valdez, lo hice alguna vez, trabajé en el torno de mi padre y eso no me gustó, le dije que yo no nací para ser obrero y que quería ser doctor y por ahí me fui. Luché para que me dejaran estudiar y escogí la profesión más difícil de esa época con examen de ingreso, ocho horas de clases y seis horas de estudio diarios, el resto era mío para hacer deporte, leer y demás, y lo hice bien, justamente porque me gustaba jamás me amargué. En ese tiempo no había especialidad aquí en el país, había que ir a otros países y tuve la oportunidad.
De ahí estudié viajando todas las noches a Guayaquil desde Milagro. Ingresé a estudiar Comunicación Social en la Facso. Con dos profesiones todo se me hizo fácil, había pocos médicos y había muchos pacientes; escribí casi 30 años en el Extra y pude hacerlo en EL UNIVERSO, donde me invitó a hacerlo Carlos Pérez Perasso, a quien acompañé cuando fue presidente de la Federación de Periodistas del Ecuador. También acompañé a Antonio Hanna Musse en el directorio del Colegio de Periodistas del Guayas y a Francisco Plaza Bohórquez como vocal principal del Colegio de Médicos del Guayas y como miembro del Tribunal de Honor.
Publicidad
Un nuevo enfoque a la educación fiscal
A mis hijos siempre les di la libertad de escoger lo que les guste y hoy me siento feliz porque ellos son extraordinarios seres libres, con derecho de escoger lo que les guste, sin ser parte del montón. (O)
Hugo Alexander Cajas Salvatierra, médico y comunicador social, Milagro