La Navidad, que cada vez tiene menos contenido religioso, está promovida por la publicidad en los comercios y la propaganda en los medios de comunicación, los que influyen en el comportamiento de muchas personas.
La exagerada propaganda de Navidad genera el descontrolado consumismo. Además, el dinero se ha convertido en el generador de los festejos, a través de los años esta celebración se ha convertido en la fiesta del dinero al ser el elemento fundamental para promover los festejos.
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Estos festejos incrementan significativamente el comercio, pero también hace que se necesiten más recursos naturales para producir lo que se vende, contaminando y destruyendo el ambiente. (O)
Froilán Criollo C., Quito