La torpeza les llega a ciertas personas por el éxito económico, profesional, político; éxito con las mujeres; porque adquirieron una villa grande, un auto de alta gama, por haber obtenido una relativa comodidad, etc.
Estos son los que se sienten superiores a los demás, son numerosos y nos los topamos con frecuencia, reniegan de todo, no respetan las normas de tránsito cuando manejan ni ceden el paso a las personas que cruzan la vía pública por los carriles de seguridad; son los que causan los accidentes, generalmente atropellan a los peatones, chocan a los congéneres; son los que creen que su vehículo tiene la preferencia, que no existen las leyes, señales de tránsito. No me refiero por los accidentes fortuitos, por negligencia o descuido. Me refiero a lo que acabo de describir: así se comportan quienes se creen ‘la mama de Tarzán’.
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Pocos días atrás, entrando por la planta baja de un centro comercial de Samborondón crucé por la zona de seguridad que está frente a la puerta de ingreso (por el lado de un almacén de prendas para hombres). Me encontraba en la mitad de ese amplio y bien pintado con rayas negras y amarillas paso peatonal en forma de lomita. Detrás mío venía una dama de unos 32 años. Al ver que un sujeto de una camioneta negra de doble cabina, como que no tenía la intención de frenar, con la mano le indiqué que parara y con el dedo le indiqué la gran franja peatonal. El fulano se enojó y empezó a pitar como insinuando ‘pasa rápido que estoy de apuro’. Un señor que ingresaba se dio cuenta y le increpó en voz alta la torpeza. El tipo se detuvo, pasamos, y siguió su camino.
La administración de los centros comerciales debe instalar grandes señales: “Permitir el paso a peatones”, o algo parecido.
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Tengamos cuidado con estas torpezas, pueden ser peligrosas. (O)
Sucre Calderón Calderón, abogado, avenida Samborondón