Para los que se preguntan continuamente quién mató a Jesús, y sus respuestas se debaten entre los romanos y las autoridades judías, debemos aclarar que, por la propia declaración del Señor, fue el mismo Jesús quien puso su vida por nosotros, por ti y por mí. Nadie le quitó la preciosa vida al Hijo de Dios. Él decidió ofrecerla para la salvación de la humanidad pecadora.

Viacrucis

Poco tiempo después de haber sido colocado su cuerpo inerte en el sepulcro, el Señor Jesús fue levantado para iniciar un nuevo orden de vida. La muerte fue vencida y ahora la tumba está vacía, ocurrirán muchas apariciones del resucitado, quien se apoderó para siempre de las llaves del infierno y de la muerte. Por fin se ha terminado el imperio de la muerte. Ahora queda la esperanza de una nueva vida y esta nueva vida es eterna. Los fieles seguidores de Jesucristo aspiramos a acceder, al igual que el Señor, a esta novedad de vida en la que se funden cuerpo, alma y espíritu para formar un nuevo ser que ha de ponerse eternamente al servicio de Dios. Que Jesús era el Mesías quedó firmemente comprobado con la resurrección. Ya no hay dudas. Con él ha muerto la muerte, llegó a su fin. Nunca más lloraremos a los muertos, ya nadie jamás ha de morir. Borraremos la palabra muerte del diccionario y probaremos el deleite de vivir por siempre en la gracia y en el poder de Dios. (O)

Gustavo Vela Ycaza, Quito