Estas letras inician buscando un título, pero por más que las busco no encuentro condiciones más adecuadas que las propias dichas en el enunciado. Existen cosas vanas e intrascendentales como saber qué marca de papel higiénico comprar, pero que a la larga se convierten en fundamentales, porque sumadas cada una se vuelven sempiternas, que incluso se convierten en tradición. Y hablamos de la cotidianeidad como de nombrar al detergente Deja, o al proyector Infocus, así tal cual se graban muletillas como: “no importa quién gane debo seguir trabajando”. La intrascendencia de la necesidad para algo que se vuelve sempiterno.
Al ecuatoriano le han calado tanto en la mente que poco o nada le importa que decida propiamente, siempre y cuando se condicione al ganador, es parte de ser el hincha. Ser hincha aunque robe, obra hay, y si luego roba más, con tal que haya más obra no hay problema.
La Batalla del Portete de Tarqui
¿Cómo salimos de eso?, con identidad propia, no la que se imparte desde un aparataje de comunicación, se la imparte desde los partidos políticos para crear conciencia de clase en primer momento y en segundo, identidad ideológica, hoy no hay mucho que defender (electoralmente) hay bastante que luchar desde lo social, porque le debemos tanto a los próximos que vendrán, bajo una sola premisa: que lo intrascendental no se vuelva sempiterno. (O)
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Elvis Herrera Cadena, Quito