No es ético, moral, necesario ser usadas como objeto. La belleza no debe estar en la supuesta perfección. A las mujeres la sociedad nos ha puesto en distintas ‘presentaciones’, en una disyuntiva: aferrarnos a estándares de altas, bajitas, delgadas, rellenitas, con curvas, sin curvas, blancas, morenas, trigueñas, pobres, ricas… ¡Todas somos mujeres!, la diferencia es qué aportamos. Los años pasan, la piel pierde lozanía, pero no por eso tenemos que dejar de ser hermosas. Lo mismo a los hombres los encasillemos en estándares irreales, estaturas, facciones, músculos..., ‘bellos’; pero la caballerosidad, bondad, respeto..., eso es importante, esos valores no se maquillan.

Nadie debería creerse con la potestad de decidir si una mujer es o no bonita. Debemos poner a concursar nuestra empatía, inteligencia. Dicen que ciertas reinas de belleza no nos representan a las mujeres como ecuatorianas, por el color de sus pieles; ¡son mujeres del Ecuador, y todas somos hermosas! (O)

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Aissa Pazmiño Real, Guayaquil