El libertador Bolívar decía: “Más que por la fuerza, nos dominan con el engaño”. De ahí que, como ciudadano honesto, es indignante enterarnos por la prensa de la inminente salida de prisión de una audaz exfuncionaria judicial, quien lo hará muy risueñamente, burlándose de todos; y sus cuentas bancarias, alimentadas por dinero contaminado, estarán a buen recaudo. Esta delincuente calificada así por la propia Fiscalía que ha sido premiada con un procedimiento de moda, el abreviado, y de la no menos famosa “colaboración eficaz”, figuras jurídicas o leguleyadas creadas, posiblemente como pantalla o encubrimiento a quienes en algún momento fueron coidearios y adláteres de los que están ahora sentenciando. Hay otros, que ya no quisieron seguir subordinados, y tuvieron que pagar muy caro su desobediencia, aquí cabe el dicho popular “peleados los compadres aparecieron las verdades”, como es el caso de Wilman T., quien en la Asamblea Nacional señaló muchas atrocidades cometidas, pero recordemos también que este angelito, aunque lo denominaron diablo, fue quien a su debido tiempo hizo lo que quiso en el CNJ, pero en ese tiempo sus actuaciones sí tenían la protección de oscuros intereses, y ahora le pagaron mal sus favores con largas sentencias y reclusión. Lo preocupante es que algunos procesados como Mayra S. cometieron delitos iguales o peores que aquellos que han recibido sentencias condenatorias largas, acaso esto no es impunidad y engaño, ¿en sí cómo está actuando la justicia en el país?

Abogados, que no se nos olvide la justicia

Otro hecho curioso es que después de 14 meses se acordaron que existía Fito, y recién el pasado 27 de febrero la Fiscalía se iluminó y realizó la audiencia de formulación de cargos para iniciar la instrucción fiscal en su contra. Pero, lo insólito es que dicha formulación no fue por asesinato y delincuencia organizada, cuya pena aproximada (entre los dos) es de 34 años, sino que terminó siendo por el delito de fuga carcelaria que establece una pena privativa de libertad de uno a tres años. ¿Impunidad, complicidad o engaño? Y algo más, ahora una dependencia pública está ofreciendo una jugosa recompensa por información, tratando de cubrir tardíamente su ineptitud en los controles penitenciarios y en el control de la seguridad, al no poder lograr su captura a pesar de los operativos policiales y militares en todo el país para intentar recapturarlo. (O)

Édison Solórzano, economista, Guayaquil