Este poema siempre me inspiró para entender qué era lo mejor para mi vida y de alguna manera, también, me inspiró para poder educar a mis hijos desde los consejos a la práctica. No he sido un excelente padre, pero siempre me pareció que la libertad que tuve para pensar y actuar que me concedió mi padre de alguna manera me ha servido para poder enfrentar la vida siendo yo mismo y sin temores.
A los ocho años ya me desplazaba como pez en el río, a los 12 años fui interno en un colegio jesuita en Riobamba. Cuando estaba de vacaciones aproveché para trabajar en las oficinas de un taller mecánico, después a los 18 años me fui a estudiar medicina a Cuenca y regresé nueve años después con mi título de médico. Mi historia después ya fue más fácil. Luego estudié comunicación social, ya tenía todo lo que me propuse.
Creo que todo esto es lo que se necesita para vivir, no en medio de riquezas, pero sí satisfecho y en paz. Conocí a Dios, estudié, trabajé y disfruté al máximo del amor que son las claves del éxito.
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“Si puedes soñar sin que los sueños te dominen, (...) ¡serás un hombre, hijo mío!”.
Kipling en su poema Si… aconseja a sus hijos: “Si puedes seguir creyendo en ti mismo cuando todos dudan de ti, (...). Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella…”. Esta es la clave del éxito, la libertad para escoger el camino que más nos guste, solo así se disfrutará de la vida a plenitud.
Quiero destacar algunas partes del poema: “Si puedes soñar sin que los sueños te dominen; (...); si puedes encontrarte con el triunfo y el desastre, y tratar a esos dos impostores de la misma manera (...) ver cómo se destruye todo aquello por lo que has dado la vida, y remangarte para reconstruirlo con herramientas desgastadas, (...) o caminar junto a reyes, sin menospreciar por ello a la gente común. (...) ¡serás un hombre, hijo mío!”. (O)
Hugo Alexander Cajas Salvatierra, doctor en medicina y comunicador social, Milagro