En mi calidad de viejo maestro jubilado en Ecuador preparado en enseñanza y formación de niños y jóvenes para construir sus vidas, me llena de temor su destino, si no se les provee del entorno más propicio para que cumplan sus más caras aspiraciones de éxito y felicidad y no opten por el ocio, las drogas o la delincuencia que destruyen y que los llevarían a la perdición o la muerte. Las herramientas o los recursos los puede proveer el Estado a través del Gobierno, según sea su proyecto político, económico y social.

Quiero reflexionar sobre el optimismo de Juan Montalvo, el maestro, por el cual en Ecuador se instauró el 13 de abril como el Día del Maestreo ecuatoriano: “Que todos sepan leer, escribir y pensar es tan necesario como que tengan un plato de comida y un trapo con qué cubrirse.

La educación técnica superior en Ecuador

Esta igualdad y la que deseamos hará la felicidad de los hombres algún día”, pero también sobre el realismo del talentoso ambateño. “Robar a la nación es robar a todos, el que roba es dos, cuatro, diez veces ladrón”. Vaya nuestra admiración para este referente de la historia cultural-política ecuatoriana y modelo de maestro.

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Rendimos homenaje a todos los hombres y mujeres de nuestro Ecuador que se entregaron al apostolado de la educación con gran patriotismo, haciendo del aula el laboratorio y tierra fértil para que en ella germinen mentes y corazones llenos de sabiduría y nobleza. De la misma forma nuestro tributo a los nuevos maestros, que libran una dura batalla contra las adversidades que presenta la nueva sociedad y la disfuncionalidad familiar.

Aulas seguras y tecnología bien usada

Elevamos con nuestra plegaria nuestra gratitud al maestro de maestros, Jesús, de cuyas enseñanzas aprendimos que la humildad y el amor son valores de la creación y que unen al mundo, en momentos de egoísmo, violencia y maldad. (O)

Joffre E. Pástor Carrillo, educador, Guayaquil