El país se encuentra ad portas de un proceso electoral para definir quiénes ejercerán la Presidencia y Vicepresidencia de la República, y la renovación completa de la Asamblea Nacional, que tiene varias particularidades: una elección después de un periodo de transición (producto de elecciones anticipadas convocadas por el expresidente Lasso); la presentación del actual presidente como candidato a la misma dignidad; el aumento del número de asambleístas a elegir, que pasarán a ser 151; otras relacionadas con la sucesión presidencial en la campaña; y la realización del debate entre los candidatos que aspiran a la Vicepresidencia del país. Si bien este debate no es obligatorio, la iniciativa surgió de algunas candidatas como deseo para mostrar sus propuestas de gobierno, su complementariedad con el candidato a presidente, su liderazgo y lograr conexión con los votantes. El evento fue llevado por la academia y avalado por el Consejo Nacional Electoral (participaron 14 de los 16 candidatos invitados, divididos en dos bloques de siete participantes), y abordó tres temáticas puntuales. La primera temática estuvo relacionada con las funciones que cumpliría de llegar a ocupar la Vicepresidencia, algunas en su respuesta eludieron responder, ya sea por la falta de precisión en su labor (aún), porque se ajustaron a las líneas comunicacionales que habían definido con su equipo de campaña o por el nerviosismo propio del momento no le permitió articular una respuesta idónea.
El que mucho abarca, poco aprieta
La segunda temática tratada fue la seguridad, casi todos realizaron señalamiento al Gobierno por los resultados durante su mandato, destacando que el combate no resolverá pronto la situación que atravesamos. Para ello debe mejorarse la coordinación entre los diversos actores (Policía Nacional, jueces, fiscales, entre otros); reforzar las unidades de inteligencia existentes; crear nuevas unidades en la Policía Nacional; fortalecer la UAFE; brindar más presupuesto a la Policía; revisar el papel de las Fuerzas Armadas; incrementar las penas (especialmente revisar lo relacionado a menores infractores); buscar y reforzar la cooperación internacional; implementar las leyes aprobadas en materia de seguridad, entre otras.
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En el bloque Economía y desarrollo se abarcó una variedad de temas, sea porque los moderadores o los candidatos trajeron al debate, como una forma de posicionar sus ideas y propuestas, entre ellas: presupuesto del Estado, manejo de recursos hídricos y la entrega de créditos. Sin embargo, no todos los candidatos precisaron de dónde saldrán los recursos; si realizarán recortes del gasto público; el impulso a la agricultura; cómo atraerán la inversión extranjera; si fortalecerán el sector eléctrico para no volver a los apagones; cómo planean manejar la deuda y priorización de la deuda; si planean reducir el IVA al 10 %; o si fortalecerán la seguridad social y el sistema de salud; cómo realizarán el cobro de deudas a evasores; cómo subirán la producción petrolera, entre otras temáticas.
Evidentemente faltaron temas de tratar, lo que se podría asumir por el corto tiempo que se tenía; pero el esfuerzo de realizarlo y de participar de los candidatos es un excelente ejercicio democrático, es destacable el nivel de respeto presentado entre los participantes, los dardos lanzados estaban direccionados a la candidata de Gobierno que estuvo ausente del debate. También es apreciable el acompañamiento de algunos candidatos presidenciales a sus compañeras de fórmula, el manejo de cifras es tarea pendiente de algunas candidatas que se esforzaron, pero devela que aún falta preparación. El debate mostró también los modelos de país que se quieren, que van desde mayor apertura de la economía hasta mayor participación del Estado en la economía. Considero que este debate fue una oportunidad valiosa para la confrontación de ideas y dar paso a algunas caras nuevas en la política que dejaron una buena imagen.
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En todo caso, los ecuatorianos nos encontramos ante una decisión importante para los destinos del país, y la relación entre quienes asumirán el Ejecutivo será fundamental para la adecuada conducción del futuro gobierno. (O)
Jorge Calderón Salazar, analista económico, Guayaquil