María Antonieta de Austria fue hija de emperadores y esposa de Luis XVI, rey de Francia. Le tocó vivir la abolición total de la monarquía francesa y fue ejecutada.
Antes de pasar a la guillotina el 16 de octubre de 1793 entregó a su abogado Claude François Chauveau-Lagarde un abanico como testimonio de su agradecimiento, dicen que estas fueron sus palabras: “Abogado le agradezco que haya asumido una causa que sabíamos perdida, sabía usted que haberme defendido le acarrearía riesgos peligrosos, molestias y amarguras, sin embargo lo hizo con lealtad y con valentía, pero sobre todo con desinterés pues, usted era conocedor de que todos mis bienes fueron incautados y que yo no soy poseedora de nada, mi única propiedad es este abanico es lo único que me queda y con el que constituye toda mi fortuna le quiero pagar sus muy merecidos honorarios”.
Claude François Chauveau-Lagarde sobrevivió a la revolución y el abanico se encuentra actualmente en la oficina del presidente de la orden de abogados de París dentro del palacio de justicia como un emblema de la abogacía francesa, de la lealtad, de la valentía y del desinterés que debe regir el ejercicio.
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La ausencia laboral de una abogada muy especial de la Asesoría Jurídica del Consulado de Colombia en Guayaquil nos deja una profunda nostalgia a los ciudadanos colombianos residentes en Ecuador. Fue un privilegio tener a una funcionaria humanista con muchos méritos y con mucha bondad, la cercanía que daba generaba confianza a usuarios compatriotas y ecuatorianos necesitados, la mayoría humildes envueltos en errores sumariales y caídos en desgracia o buscando alguna información.
Sé que esta abogada de apellido Bermudes estuvo guiada por la lealtad, valentía y desinterés que debe regir el ejercicio de la abogacía y merece recibir con humildad el abanico de María Antonieta. (O)
José Danilo Nieves Llanga, Guayaquil