Un país no es rico porque tenga diamantes o petróleo, de hecho, el Ecuador tiene petróleo y es un país con serios problemas económicos. Un país es rico porque tiene educación. Tener educación significa que, aunque puedas robar, no robas, tener educación significa que, si vas caminando por la calle en una acera estrecha, tú te bajas de la acera para que la persona que viene en sentido contrario pase. Es decir que la riqueza es conocimiento, estas fueron expresiones de Antonio Escohotado, académico español. Contrariamente a esto, en Ecuador se está enraizando, cada vez más, una problemática social la cual tiene que ver con una mala educación, agudizada en la pérdida de ciertos valores como: la ética, la honestidad, la justicia, el respeto al prójimo, la tolerancia, la bondad, la paz, la libertad, la equidad, etc.

El costo de la educación superior se ha sobredimensionado en el Ecuador

A lo largo de las dos últimas décadas hemos sido testigos de una degradación de la importancia del valor de la palabra, del buen nombre, de la moralidad y la honradez, lamentablemente esto lo hemos podido ver en gran parte de la clase política con muchos casos de corrupción e impunidad. Un ejemplo que refleja claramente son los casos Metástasis y Purga investigados por la Fiscalía del Ecuador, en ambos casos están involucrados, además de narcos, personas con poder y que intervienen en la vida pública del país, ya sean estos exasambleístas, autoridades del Consejo de la Judicatura, jueces, fiscales, personas del ámbito político, y hasta del ámbito televisivo, etc.

Hacer lo que nos guste

Todos los involucrados en los casos mencionados, por una parte, los televisivos, que tienen notoriedad en la vida cotidiana y por otra parte, los políticos, jueces, fiscales, que además de notoriedad, también tienen poder en la sociedad, poder que les otorgan las leyes y la Constitución. Estos personajes tienen dos factores comunes que los identifican y los clasifican en el mismo saco; el primero sería que no les ha importado en lo absoluto su propio prestigio y el buen nombre al involucrarse con bandas delictivas o cometer actos fraudulentos en claro desapego con la ley; y el segundo factor común sería la ambición desmesurada por el dinero sin importarles la procedencia de este. Lo que magnifica la gravedad de estos casos es que gran parte de estos personajes se mueven en las altas esferas y han tenido mucho poder en el país y por lo tanto deberían obrar con el buen ejemplo. Entonces, ¿cómo deberíamos hacer para combatir este gran problema de deshonestidad, inmoralidad y de falta de ética que se está expandiendo como cual metástasis en nuestro país y que nos aleja cada vez más de tener un digno vivir?

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Las brechas sociales de la ruralidad

El problema es la mala formación de la integridad del ciudadano. Si seguimos haciendo lo mismo, el resultado seguirá siendo el mismo. Hay que combatir la raíz del problema, por lo tanto, si el problema está en la formación del individuo y en la ausencia de valores humanos habrá que cambiar la formación del ciudadano, haciendo prevalecer la importancia de tener una sociedad rica en valores. La educación es básica para el desarrollo de la sociedad en su conjunto; los hechos y la evidencia nos dice que en la sociedad actual hay carencia de valores y honestidad, entonces lo inteligente sería empezar cambiando y enderezando este mal desde el principio de la formación del ciudadano, es decir, la educación primaria y continuando en la secundaria, implementando materias obligatorias que nos enseñen a ser honestos. Esta nueva generación de ciudadanos, ya bien formados, serán los nuevos políticos, jueces, fiscales, tendremos una sociedad diferente, tendremos una sociedad rica. (O)

Pedro Javier Triviño Rodríguez, máster en Biología, Barcelona, España