Los médicos ecuatorianos con su lema: honor, dignidad y solidaridad, describen las diferentes misiones que deben cumplir con decidida devoción cívica, con orgullo de una formación exigente eminentemente humanitaria y profesional; con aporte característico para el proceso en la educación médica, con la abnegación a los pacientes en la comunidad.

Los médicos ecuatorianos festejan su día cada 21 de febrero en memoria y honor al natalicio de Francisco Javier Eugenio de Santa Cruz y Espejo. Nacimiento ocurrido en el año 1747.

Eugenio Espejo a muy temprana edad, soportando adversidades con dedicación, espíritu de bondad y cariño, acompañaba a su padre curandero, Luis Chusig, en tareas del Hospital de la Misericordia San Juan de Dios. Orgulloso el padre por las aptitudes, la energía sutil de su hijo apasionado con pacientes, dominando ciertas curaciones y sus virtudes por leer libros de medicina, lo matriculó en la Facultad de Medicina de la Universidad Santo Tomás de Aquino en Quito.

Publicidad

En su condición de estudiante universitario, consolidó su imaginación, fervor cívico, sobre todo por la mística, decidida vocación, responsabilidad, sacrificio y servicio a la sociedad.

Después de agotados y perseverantes estudios cumpliendo los requisitos reglamentarios se graduó de doctor en Medicina. En una ceremonia le entregaron las “insignias doctorales” colocándole el anillo, expresando: “Este es el símbolo de tu matrimonio con la sabiduría, la que desde hoy en adelante será tu esposa carísima”.

El doctor Eugenio Espejo con dedicatoria importante en estudios y contribuciones exhaustivas reseña el combatir, neutralizar y erradicar la epidemia de las viruelas, que ocasionaría en la época colonial un alto índice de mortalidad de habitantes en la Real Audiencia de Quito. (O)

Publicidad

Nelson Humberto Salazar Ojeda, Quito