El presidente Noboa debería empezar una labor de fiscalización a esta entidad que en lugar de ayudar a las personas de escasos recursos, impedidas, incapacitadas hace todo lo contrario, porque más bien se dedican a hacerle la vida de cuadritos a aquellos que van en pos de un alivio a su precaria situación con trámites engorrosos y exigencias pecuniarias que sencillamente son difíciles de cubrir.

Brigadas del MIES detectaron esta semana que al menos 9.000 familias de Durán viven en extrema pobreza

Ahora se han inventado que para evitar pagar el bono de 240 a niños con enfermedades catastróficas cuyas madres son de escasos recursos económicos, les exigen un test de genética que tiene un costo de 800 dólares, y sin importarles que ese test ya fue hecho hace un par de años y que tiene que tener validez porque la genética de una persona no cambia, basta mirar a las criaturas cuyos cuerpos muestran, hasta a un ciego, su enfermedad. ¿Y de dónde quieren que una persona de escasos recursos saque 800 dólares? Es un abuso, más bien una infamia lo que se comete contra estas personas sin importarles el dolor y la desesperación que sienten al ver que ese bono que tanto necesitan para medicinas y demás necesidades para sus niños les va a ser eliminado. Con estos exámenes onerosos que se han ideado da la impresión de que se está creando una nueva clase de negociado y el Gobierno tiene la obligación de impedir que personas necesitadas sean abusadas, vilipendiadas de esta forma miserable. (O)

Publicidad

Nelly Mercedes Lozada García, Guayaquil