El presidente Noboa debería empezar una labor de fiscalización a esta entidad que en lugar de ayudar a las personas de escasos recursos, impedidas, incapacitadas hace todo lo contrario, porque más bien se dedican a hacerle la vida de cuadritos a aquellos que van en pos de un alivio a su precaria situación con trámites engorrosos y exigencias pecuniarias que sencillamente son difíciles de cubrir.
Ahora se han inventado que para evitar pagar el bono de 240 a niños con enfermedades catastróficas cuyas madres son de escasos recursos económicos, les exigen un test de genética que tiene un costo de 800 dólares, y sin importarles que ese test ya fue hecho hace un par de años y que tiene que tener validez porque la genética de una persona no cambia, basta mirar a las criaturas cuyos cuerpos muestran, hasta a un ciego, su enfermedad. ¿Y de dónde quieren que una persona de escasos recursos saque 800 dólares? Es un abuso, más bien una infamia lo que se comete contra estas personas sin importarles el dolor y la desesperación que sienten al ver que ese bono que tanto necesitan para medicinas y demás necesidades para sus niños les va a ser eliminado. Con estos exámenes onerosos que se han ideado da la impresión de que se está creando una nueva clase de negociado y el Gobierno tiene la obligación de impedir que personas necesitadas sean abusadas, vilipendiadas de esta forma miserable. (O)
Nelly Mercedes Lozada García, Guayaquil