Se acerca la hora “cero” para definir nuestro futuro, que hasta hoy resulta un tanto incierto.

Somos los ecuatorianos los que saldremos victoriosos (invictos) o no en esta dura y desleal contienda. Los ganadores tendrán, a no dudarlo, una enorme responsabilidad sobre la espalda; mientras que los perdedores quedarán con un sabor amargo porque, pese a sus esfuerzos y a su intensa, nutrida y millonaria campaña publicitaria, no lograron convencer al electorado y se quedaron al margen, sin lograr cumplir sus objetivos; frustrando, de esta manera, todas sus expectativas y esperanzas.

En este punto cabe recomendar a los compatriotas votantes que reflexionen muy bien sus votos, sin apasionamientos de ninguna clase y no se dejen apabullar por falsas y utópicas (irrealizables) ofertas de campaña. Que antes de sufragar analicen en forma concienzuda su voto, pensando siempre en un futuro digno para nuestra descendencia, al tiempo que en una patria libre, segura y próspera tal y como los ecuatorianos nos merecemos. (O)

Publicidad

Fabiola Carrera, Quito