La consolidación de la democracia en Ecuador enfrenta desafíos importantes, y el Consejo Nacional Electoral (CNE) juega un papel crucial en este proceso. A pesar de contar con la Constitución de 2008 y la Ley Orgánica Electoral y de Organizaciones Políticas, el CNE no ha logrado integrar de manera efectiva a la ciudadanía en la redistribución del poder democrático. Esto se debe en gran parte a la falta de programas que promuevan una transformación cultural en términos cívicos, políticos y democráticos.

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La Constitución de 2008 buscó establecer un periodo democrático más inclusivo, creando el CNE y otorgándole la autoridad para no solo organizar elecciones, sino también fomentar una cultura democrática robusta. Sin embargo, el CNE ha fallado en implementar programas que promuevan la participación activa de la ciudadanía en el proceso democrático, limitándose a utilizarla para legitimar elecciones sin darle un papel protagónico continuo.

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Este descuido ha generado varios problemas en la democracia ecuatoriana, incluyendo un profundo descontento con el sistema político, desconfianza en las organizaciones, polarización y una falta real de pluralismo. La ciudadanía, sintiéndose excluida y decepcionada de los actores políticos y de los incumplimientos de las promesas políticas, muestra intolerancia y una creciente apatía hacia la política y sus organizaciones.

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Para abordar estos desafíos y consolidar verdaderamente la democracia, es necesario un nuevo liderazgo en el CNE que replantee su enfoque para alcanzar una ciudadanía más comprometida y consciente de su papel en la consolidación democrática del país. Este próximo liderazgo, conformado por nuevos vocales y administradores del CNE, debe trabajar activamente para involucrar a la ciudadanía en la participación y las decisiones políticas, promoviendo principios y valores democráticos que se implementen en la práctica diaria, sin excusas ni favores.

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Solo mediante un esfuerzo concertado del mandante, que eleve las exigencias hacia las organizaciones políticas y los gobernantes, y que fomente una cultura cívica y política activa, se podrá lograr una democracia sólida y estable en Ecuador.

La pregunta es: ¿qué podemos hacer los mandantes, mientras en el CNE no pasa nada con los desafíos de la democracia? (O)

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Raúl Santamaría Salazar, abogado, Guayaquil