Nadie está obligado a hacerse educador, pero quien abrace esta noble misión que lo haga con vocación, responsabilidad, honestidad, honradez, humildad, formación y preparación pedagógica, amor a la niñez y a la juventud y alto sentido de apostolado.
Profesores, nobles y abnegados cultores del alma nacional, os saludo, este 13 de abril, día de júbilo inmenso consagrado a honrar al maestro ecuatoriano.
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No es tiempo de fanatismo, es tiempo de conciencia
El 13 de abril es la fecha simbólica de fulguraciones reflexivas en la emoción profesional, y así proclamando están desde los límites de la eternidad los espíritus solemnes de Juan Montalvo, Federico González Suárez, Luis Felipe Borja y Víctor Manuel Peñaherrera, cuatro colosos que glorifican nuestra patria.
Maestro, apóstol de la ciencia; maestro misionero, maestro cosmopolita. Maestro, la humanidad te exige sacrificios en tu labor; maestro, tú interpretas fielmente la realidad de la vida, las angustias del presente y las aspiraciones del porvenir.
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Maestro, tu material es la humanidad; tu medio, la educación, la educación por la humanidad y el maestro por la educación; maestro, la historia universal es la historia del espíritu, el espíritu es esa centella revestida de cuerpo que se llama individuo humano que aparece en el cosmo y que está sobre la tierra, el espíritu es esa centella que siente, que piensa, que vive, que se angustia, que quiere, que se inquieta, que lucha, que es capaz de heroísmo, que inventa, que mide los astros, que penetra en el átomo, es el espíritu lo que preside por esencia toda creación y lo que rige todo lo que hace el hombre, y quién modela el espíritu en la tierra, quién lo inventa, le ayuda a dar los primeros pasos en la tierra, el maestro y la maestra, por eso mi profundo respeto a vosotros, maestros, y mi inmensa gratitud.
El 13 de abril de 1832 nació en Ambato nuestra luminaria del pensamiento universal, Juan Montalvo Fiallos, el hombre se encumbró por la cima literaria por la lucha de la igualdad social, en contra de la tiranía absorbente y maligna, respetado y aclamado por los universalistas de las letras que lo nombraron con justicia el Cervantes Americano. (O)
Esneyder Castro Salvatierra, docente, Jipijapa