El Ecuador tradicionalmente ha recibido inmigrantes, quienes huían de conflictos militares, sociales o étnicos. A fines del siglo XIX e inicios del siglo XX llegaron europeos y árabes, huyendo de dificultades económicas, sequías y conflictos, de países como Italia, Siria y Palestina. El ascenso de Hitler al poder y la Segunda Guerra Mundial empujaron a muchos judíos, y otros europeos, a buscar refugio en América Latina. Luego, el conflicto interno llevó a miles de colombianos a trasladarse al Ecuador; también llegaron refugiados de dictaduras militares.
Todos esos grupos recibieron acogida y se integraron sin mayor dificultad. Ha habido varios presidentes y alcaldes de ascendencia árabe.
Los primeros flujos de emigración, a gran escala, se dieron en los años setenta, y se dirigieron principalmente hacia Estados Unidos y Venezuela. Posteriormente, con la crisis financiera de 1999, aumentaron las salidas hacia España, Italia, Chile y Canadá.
Para 2019, según la ONU, había un total de 1 183 685 ecuatorianos que vivían en el exterior, de los cuales 43,6 % estaban en EE. UU., 35,1 % en España y 7,2 % en Italia. Según otras fuentes, el número sería mayor. Según Pew Research, había 738 000 personas de origen ecuatoriano en EE. UU., aunque en esa cifra se incluyen hijos y nietos de ecuatorianos (427 000 nacidos en Ecuador).
En promedio, los ecuatorianos en EE. UU. tienen un mayor nivel educativo, mayor nivel de ingresos y menor tasa de pobreza que el promedio de los latinos. La población de origen ecuatoriano se concentra en Nueva York (39 %), Nueva Jersey (18 %) y Florida (11 %).
Con la crisis económica, política y social de Venezuela, en los últimos años han emigrado al Ecuador unos 350 000 venezolanos, con más dificultades en integrarse.
Un aporte sustancial de los emigrados al Ecuador es el envío de remesas. Las remesas recibidas promedian unos $750 millones por trimestre, aunque en el primer trimestre de 2020 cayeron a $721 millones (caída de 2 % con respecto al primer trimestre de 2019, probablemente por el inicio de la pandemia). La mayor parte provino de EE. UU. (58,9 %), seguido por España (24,3 %) e Italia (4,9 %).
Los inmigrantes de otros países en el Ecuador también envían remesas al exterior, unos $150 millones por trimestre. Estas también sufrieron una caída en el primer trimestre, $136 millones (caída de 3,2 % con respecto al primer trimestre de 2019).
Se ha avanzado en la integración de sistemas de seguridad social entre algunos países. Quienes califican para la pensión de jubilación en EE. UU. pueden recibirla en Ecuador, donde el costo de vida es menor. Los indocumentados no reciben la jubilación ni el seguro de desempleo; los emigrantes que lo deseen deberían poder afiliarse de manera voluntaria al IESS.
Se podría favorecer el retorno de los emigrados, ofreciendo facilidades tributarias para traer capitales, maquinaria y equipos. Se podrían establecer zonas francas en las cuales la “diáspora” ecuatoriana pudiese invertir, con exenciones tributarias. También se podrían propiciar proyectos de desarrollo comunitario, con fondos de emigrantes y públicos. (O)