La calidad del agua potable en la ciudad de Guayaquil –opino– mejoró con la pandemia. Coincide con lo que dispuso la alcaldesa de aumentar la dosificación de cloro en 0,5 miligramos por litro, aunque no dijo si fue para mejorar su potabilización o para aumentar el cloro residual que necesita el agua cuando llega a los hogares.
Al menos en las ciudadelas del norte de Guayaquil y de la vía a Samborondón el agua es de buena calidad, ligeramente alcalina, cloro residual de 0,5 mg/l, que debería estar entre 0,3 y 1,5 mg/litro (o sea, cumple).
No obstante, usuarios prefieren hervir o comprar agua embotellada, porque desconfían de su calidad. Esta mala percepción del agua potable puede derivarse del sabor, que dependerá de los minerales que contenga, así como de su alcalinidad o acidez.
Los expertos consideran que los minerales disueltos en el agua –como calcio, sodio, potasio, magnesio y otros– se pueden beber sin restricción; pero no tanto es así. La Norma INEN 1108 –que contiene los requisitos del agua potable– no pone límites para estos metales. Sí aparecen en la norma INEN 2020 que regula el agua purificada envasada y la mineralizada. Se miden como sólidos totales disueltos (TDS por sus siglas en inglés) y según la referida norma, el agua purificada envasada puede tener hasta 500 mg/l y el agua purificada mineralizada hasta 1000 mg/l. Opino que estos límites son muy vastos.
En cambio, el agua potable de Guayaquil tiene en promedio apenas 68 mg/l de sólidos disueltos totales y es ligeramente alcalina; mejor que muchas.
El usar filtros purificadores convencionales, si bien matan las bacterias no reducen los sólidos totales disueltos (hervir el agua tampoco los reduce). Un equipo de ósmosis inversa reduce los TDS al mínimo y otorga al agua un sabor plano y agradable, cuesta como un salario básico unificado pero la inversión ya depende del presupuesto familiar. Recuerde que la función del agua es hidratar el cuerpo y no alimentarlo. Los minerales y nutrientes se obtienen con una dieta balanceada. En el supermercado encontré agua purificada en ósmosis inversa. (O)
Carlos Luis Hernández Bravo, ingeniero civil, avenida Samborondón