Considerar a la Amazonía en su conjunto para conocer, comprender y resolver mejor sus varios y acuciantes problemas, uniendo conocimientos, fortalezas y experiencias, ha sido una importante preocupación de la Iglesia Católica, desde hace varios años.
Conociendo tal inquietud, y por parecerme conveniente difundirla, escribí y EL UNIVERSO publicó cuatro artículos de prensa titulados ¿Red Eclesial Panamericana?, el último fechado el 20 de diciembre de 2017.
Hoy me es grato hacerle conocer que el celo apostólico, el dinamismo, y la constancia de sus promotores han logrado, pese a la pandemia por el coronavirus, aprovechando la tecnología actual, mediante una reunión virtual, constituir la Conferencia Eclesial de la Amazonía.
Intervinieron, desde sus respectivas sedes, un obispo por cada país que comparte territorio amazónico, salvo Brasil que tuvo dos, así como los representantes de Cáritas de América Latina y el Caribe, de la Conferencia Latinoamericana de Religiosas, de Repam, la Red Eclesial Latinoamericana, y de tres de los pueblos amazónicos originarios.
Por las organizaciones vaticanas participaron delegados de la Secretaría del Sínodo de Obispos, de las Congregaciones para los Obispos y para la Evangelización de los Pueblos y del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral.
Se recordó que lo realizado era una respuesta a los nuevos caminos que propuso, en su momento, el Sínodo Especial de Obispos para la Amazonía y bajo la inspiración del papa Francisco.
El cardenal Pedro Barreto, vicepresidente de la Red Eclesial Panamericana, proclamó que la Iglesia Católica había escuchado la voz de los indígenas de la Amazonía.
América Latina y el Caribe tienen una larga tradición colegial y sinodal.
El Celam, Consejo Episcopal Latinoamericano, tiene más de 75 años colaborando en la evangelización y procurando hacer realidad los cambios y nuevas orientaciones planteadas en el Concilio Vaticano II, a través de la doctrina que se ha ido formando en las reuniones eclesiales realizadas sucesivamente en Medellín, Puebla, Santo Domingo y Aparecida.
Se recordó que fue precisamente con ocasión de esta última cuando se planteó la posibilidad de cooperación entre sí, en su labor doctrinaria y apostólica, por parte de las iglesias con jurisdicción en la vastísima Amazonía.
Se habló entonces de llegar a realizar una pastoral de conjunto, con prioridades diferenciadas, para crear un modelo de desarrollo viable que privilegie a los pobres y sirva al bien común.
En el proceso preparatorio se dejó constancia que se aspira a que la Iglesia Católica sea una aliada del mundo amazónico, con la esperanza de abrazar y practicar el nuevo paradigma de la ecología integral, el cuidado de la “casa común” y la defensa de la Amazonía.
Como podrá apreciar usted, sobra entusiasmo y buena voluntad, pero se necesitará mucho trabajo para avanzar en la dirección correcta y tener suficiente constancia y generosa dedicación y cooperación para llevar adelante tareas que permitan alcanzar los ideales, mientras otras fuerzas y otros intereses están persiguiendo diferentes objetivos, muy materiales y poco espirituales.
¿Qué le parece usted el desafío que se han planteado los católicos? ¿Sería tan amable en darme su opinión? (O)