En el sector público como en el sector privado la democracia participativa permite que los miembros de una sociedad como de una institución cumplan las normas establecidas en la Constitución o en los estatutos que reglamentan los procedimientos que deben adoptarse para una sana convivencia. Si un partido o movimiento político no cumple con la normativa que lo sustenta, no podrá legislar o proceder como líder de una sociedad que requiere de los mejores hombres y mujeres para administrar, velar y cumplir todo aquello que le es de su competencia.
Para alcanzar los objetivos de una nación democrática, tanto los gobernantes como los ciudadanos deben promover el bien común, proteger los recursos económicos que provienen del trabajo diario que la sociedad genera; prever la seguridad ciudadana, no dejar en el desamparo a los ciudadanos como ocurre en los grandes desastres que afectan a la humanidad. Si los gobiernos actúan en círculos cerrados sin oír la voz del pueblo tendrán que asumir su responsabilidad por su inacción u omisión.
Lo mismo ocurre con las instituciones deportivas en el campo que desenvuelven sus actividades, y lo que ha pasado en el Barcelona S. C., en el contexto de su administración financiera con un déficit de más de $51 millones, es producto del incumplimiento de los estatutos, pretendiendo dirigir en grupos cerrados, desechando el valor de la democracia donde sus socios, sean de cualquier región de la patria o allende las fronteras, tengan cabal conocimiento del trabajo de dirigentes. No es tarde para rectificar rumbos y administrar la institución acorde con la realidad de la situación que hoy la pandemia mundial obliga, eliminando o reduciendo los latisueldos de algunos jugadores. Un equipo lo integran 11 jugadores en la cancha además de los suplentes, y todavía no han arribado a nuestras tierras jugadores como Messi o Ronaldo para cubrir una plantilla de lujo. Remar contracorriente ahondará los problemas y llegará el momento de que la desconfianza se apodere de quienes apoyan su gestión como sponsors, y de los miles de aficionados que respaldan al club deportivo más popular del Ecuador. (O)
José Francisco Medina Manrique, licenciado en Comunicación, Guayaquil