No sé si saldrás robado como Abril o aletargado como Mayo. Han pasado 4 días de tu estreno y en EE.UU. ya no se ven las calles tan vacías; al contrario, de la soledad pasaron al bullicio, del aislamiento a las aglomeraciones y de la frustración a la violencia.

Tu antecesor te entregó la posta ya con problemas, aquel lunes 25 empezó todo con la muerte de George Floyd, un hombre negro de 46 años que fue asfixiado por un policía blanco que lo inmovilizaba en Minneápolis, las protestas se extienden de costa a costa.

Junio, te están contaminando los días que podrían ser de protesta pacífica por disturbios y vandalismo, muchos salen con cubrebocas, pero se han destapado las bocas, las almas, se han encendido en rabia e incendiando todo.

Pero, Junio, aunque algunos están tachando tus días con fuego, me preguntaba: ¿Qué tendrán que ver capitolios, comercios, tiendas de Nike, Michael Kors o Lego y otras de aparatos electrónicos saqueados enteros, con rechazar el racismimo?

Nada, pero a la vez todo todo. Discúlpame que te aturda, mes, pero lo sucedido con Floyd abrió la válvula para desbocar la frustración profunda por la desigualdad, la indiferencia y el perfil racial que usan algunos policías en EE.UU.

Según un informe de la ONG Human Rights Watch, las disparidades raciales impregnaron todas las partes del sistema de justicia penal de los EE.UU.

Las personas afroamericanas constituyen el 13 por ciento de la población, pero a ese conglomerado pertenecen cerca del 40 por ciento de los que están en la cárcel. Su tasa de encarcelamientos es cinco veces mayor que la de los blancos.

Las personas afroamericanas consumen drogas ilegales a proporciones similares que los blancos, pero son arrestados por delitos de drogas a tasas significativamente más altas.

Según el Washington Post, el año pasado, la Policía había disparado y matado a 876 personas en EE.UU. De los muertos cuya raza era conocida, el 22 por ciento era afrodescendientes. De las personas desarmadas asesinadas por la Policía el 39 por ciento era afroamericano. Habría que empezar por reformar los más de 30 mil servicios de la Policía; poner la rodilla en el cuello definitivo no solo doblega, de facto, mata.

Junio querido, tanto te quiero porque me diste un hijo hace 7 años, te miro con tristeza porque siento que la violencia en estos días no se detendrá con facilidad mientras tengamos tanta arrogancia como la de Trump, que abiertamente fomenta el odio contra los que tienen distinta raza a la suya. Te miro y te recibo con todos los colores; oscuros, primarios y cálidos, y desando que transcurras dejando el precedente de que es primordial que culminen las disparidades raciales.

Ruth.

(O)