Nuestro invitado
Durante la última década, los políticos ecuatorianos no han tomado decisiones correctas en materia económica. Como consecuencia de posturas demagógicas y populistas, nuestro país enfrentará al menos tres desafíos importantes en los próximos años: i) recuperar la solidez fiscal, ii) retomar la senda de crecimiento sostenible y iii) generar empleo adecuado.
La solidez fiscal es fundamental para acabar con el círculo perverso de excesivo gasto público, agresivo endeudamiento y aumento de impuestos que recaen sobre las familias y empresas. Resulta que Ecuador ha reportado déficits fiscales por diez años consecutivos. Esto ha provocado incrementos significativos de la deuda pública y de su servicio (amortización e interés). Como consecuencia, por cada $100 que reciba el Estado en ingresos tendrá que destinar $40 para el servicio de la deuda durante los próximos cuatro años.
Ante esta grave situación fiscal, creemos necesario disminuir la nómina de la burocracia; optimizar la compra de bienes y servicios; focalizar el subsidio a combustibles; reestructurar la deuda externa; y concretar concesiones y privatizaciones en el sector público. Para reducir la nómina del sector público de manera ordenada, se requieren nuevas estructuras para los sectores de educación, salud y seguridad que permitan la eficiencia de recursos e insumos en estas áreas. Respecto a la compra de bienes y servicios, es indispensable que el Gobierno realice adquisiciones a precios competitivos, aprovechando descuentos por economías de escala. Con relación al subsidio a combustibles, no tiene ningún sentido mantener una transferencia del Estado que contribuye a la inequidad, contrabando y contaminación ambiental.
Por otro lado, la reestructuración de la deuda externa debe tener como objetivo reducir el servicio de la misma en la próxima década ya que superará los $36 000 millones. Adicionalmente, el Gobierno debe concretar la monetización de activos públicos por $3000 millones a través de concesiones y privatizaciones, dejando atrás dogmas y cuidando los recursos públicos. Estas medidas deben venir acompañadas de una reforma al Código de Planificación y Finanzas Públicas, la cual introduzca reglas fiscales que aseguren la sostenibilidad macroeconómica.
El crecimiento sostenible es esencial para la generación de empleo adecuado. Así lo demuestra la economía peruana, la cual creció en promedio 5,1 % entre 2007 y 2018, permitiendo que la tasa de empleo adecuado aumente de 32,6 % a 52,5% en el mismo periodo. Lamentablemente, el crecimiento promedio de la economía ecuatoriana se ubicó en 3,1 % durante el mismo periodo y disminuyó a 0,7 % en los últimos cuatro años. En consecuencia, la tasa de empleo adecuado cayó desde 47,8 % en septiembre de 2014 a 38,5 % en septiembre de 2019. Ecuador requiere una agenda de productividad y competitividad para atraer inversión local y extranjera. Para lograr este objetivo, en Ecuador Libre hemos presentado las siguientes propuestas: reducir aranceles y barreras no arancelarias; firmar acuerdos con nuestros principales socios comerciales; facilitar la contratación a través de una reforma laboral; promover el acceso al financiamiento mediante una reforma al mercado de valores; y facilitar la transferencia de tecnología en el sector agrícola. Esperamos que el actual Gobierno tenga la voluntad política de implementar estas medidas tan necesarias, y no se deje atemorizar por las amenazas de paros nacionales de una minoría. (O)