La República de Chile se encuentra en el extremo sudeste de América del Sur, con más de 18 millones de habitantes, contiene una extensa franja costera bañada por el océano Pacífico y un conjunto de islas volcánicas que se prolongan hasta el Cono Sur antártico. Su parte central bordea la cordillera de los Andes. La defensa de Chile está compuesta por las Fuerzas Armadas, Aérea, el cuerpo de Carabineros, el cuerpo de gendarmería y la Policía que garantiza el orden y seguridad en el interior del país. Según expertos a nivel mundial, Chile mantiene un alto crecimiento económico, que lo convierte en uno de los países más desarrollados de América Latina. En 1980, este país volvió a la democracia mediante un plebiscito; luego de que dejara el poder el general Augusto Pinochet en 1990 asumió Patricio Aylwin, le siguieron Eduardo Frei, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, siendo la única mujer en ser presidenta en la historia de ese país, con un modelo económico que profundizó políticas centradas en el gasto público social, resguardando la estabilidad macroeconómica y reduciendo la pobreza.
En el 2010 Sebastián Piñera, de centroderecha, ocupó la presidencia enfrentando la recuperación por el gran terremoto que sufrió Chile; enfrentó protestas sociales de estudiantes secundarios y universitarios en el 2011. Michelle Bachelet regresó en el 2013 para un segundo periodo, impulsando reformas orientadas a los movimientos sociales, especialmente en el campo tributario y educacional, pero también enfrentó casos de corrupción que afectaron el sistema financiero del país. En el 2018 volvió a asumir en segundo mandato Sebastián Piñera, quien actualmente enfrenta nuevamente una de las mayores protestas sociales desde el retorno a la democracia.
Pero ¿por qué un país tan bien estructurado y con un alto nivel per capita se encuentra en un caos social? En el mes de octubre se decretó un alza de los pasajes del metro, que originó violencia y caos en el que jóvenes estudiantes causaron destrozos en propiedades públicas y privadas no solo en su capital Santiago, sino también en grandes y pequeñas ciudades, con actos vandálicos nunca visto en la historia de ese país. Estos estudiantes secundarios y universitarios actúan con rudeza extrema, igual a una banda de rock inducida por alucinógenos que al final de su presentación destruye sus aparatos como signo de victoria. Deben las autoridades realizarles exámenes de sangre y orina para saber si estas actitudes de violencia extrema son causadas por alucinógenos; de ser así, investigar quién se las provee o qué fuerza externa está detrás de esto, porque destruir templos, estatuas religiosas, universidades, edificios, locales comerciales, medios de transporte u otros no se justifica.
Para algunos chilenos, esta protesta social se debe al descontento económico que vienen sufriendo desde hace treinta años, que se ve reflejado en la disminución de la calidad de vida de sus habitantes.
Pobreza existe hasta en los países desarrollados, es hora de reflexionar.
“La violencia crea más problemas sociales que los resuelve”. Martin Luther King.
(O)