Nuestro invitado

El medio británico The Economist acaba de publicar este mes el estudio Democracy Index de 2018, que elabora anualmente sobre la calidad democrática de los países y que es uno de los indicadores actualmente más prestigiosos en esta materia. Para hacer esta valoración se tomaron en cuenta los siguientes parámetros: procesos electorales y pluralismo; funcionamiento del gobierno; participación política; cultura política; y, libertades civiles.

En el caso de Ecuador los números no dejan de sorprender para bien, ya que hemos pasado de una valoración de 5,64 sobre 10 en el 2008 a 6,27 en el 2018. Además, de los 24 países latinoamericanos y caribeños analizados por esta revista especializada, 13 mejoraron sus puntuaciones con relación al 2017, mientras que los restantes 11 empeoraron. Es de destacar que la región cuenta ahora con dos democracias completas, catorce democracias defectuosas (entre las que se encuentra la ecuatoriana), cinco regímenes híbridos y tres regímenes autoritarios. En particular, dos países tuvieron un cambio de clasificación: Costa Rica y Nicaragua. En el lado positivo, Costa Rica pasó de ser una democracia defectuosa a una democracia plena, uniéndose a Uruguay como el único otro país latinoamericano en esta categoría. Sin embargo, otras mejoras notables en la puntuación ocurrieron en Colombia y Ecuador, ambos debido a niveles más altos de participación política.

En el análisis efectuado se determina que hubo grandes movimientos en los rankings. Los dos países que más caen en el 2018 fueron Nicaragua y Venezuela. Ambos cayeron 17 lugares, causando que Nicaragua pasara de un régimen híbrido a régimen autoritario, y que Venezuela, ya un régimen autoritario, se hundiera más hacia el fondo de la clasificación. No obstante, hubo notables mejoras registradas en Armenia, Macedonia, Ecuador, Haití y Túnez, lo que abona a pensar que si Ecuador continúa estableciendo políticas públicas que respeten los pluralismos políticos, las libertades civiles y mejore el funcionamiento del gobierno, deberíamos aspirar a que se nos considere –en un mediano plazo– como una democracia plena o completa, lo que ayudaría enormemente a posicionar la imagen de nuestro país ante los diversos foros y economías mundiales que buscan invertir sus capitales en países con estabilidad democrática y política.

Finalmente, según The Economist, el ajuste fiscal en el Ecuador se volverá más audaz este año, y da por hecho la asistencia del FMI para el periodo 2019-2021. Es decir, considera que esta ayuda está pronta a venir. Buscando pistas sobre esta “asistencia”, he revisado la página web del FMI y encontré una declaración del 13 de diciembre del año pasado realizada por Gerry Rice, director de este organismo, que sobre nuestro país dice lo siguiente: “Por supuesto, la sostenibilidad de la deuda es uno de los temas prioritarios que el FMI examina, evalúa y discute en el contexto de nuestra vigilancia y compromiso continuos con nuestros países miembros. Así que es claramente algo que miramos y hablamos de ello aquí todo el tiempo en realidad. Pero, de nuevo, no tengo ningún dato específico sobre la situación de Ecuador”.

Nuestra democracia se ha visto robustecida los dos últimos años. Los indicadores del estudio realizado así lo demuestran. Sin embargo, hay tareas pendientes y urgentes en materia económica. ¿Será acaso que ha llegado el momento de acudir al FMI? ¿Tenemos otras salidas? (O)