Desde el Ministerio de Agricultura nos llega la grata noticia de que se emprenderá un programa de mejoramiento genético para nuestra ganadería, noticia sumamente alentadora porque la adición de caracteres mejoradores es el camino correcto para la optimización de la actividad, pues si no hay especialización productiva no habrá eficiencia y menos aún rentabilidad; por eso saludo esta iniciativa tocando el ala de mi sombrero mejor, pues ya era tiempo de que se pensara con sapiencia y sensatez sobre la problemática ganadera.

Pero ¡cuidado! el mejoramiento genético no es por sí mismo el objetivo, sino apenas un instrumento para alcanzar la optimización de la productividad y la recuperación de la rentabilidad, que se constituyen en la meta final de este proyecto. La iniciativa del ministerio es apropiada pues apunta a la causa del problema, lo identifica y traza el rumbo para corregirlo, sin embargo, se necesitan otras acciones colaterales que deberían ejecutarse en conjunto, algunas incluso urgentemente como anotaremos a continuación:

Socialización y Adiestramiento: La presentación del programa debe llegar con tiempo a todos los integrantes del sector ganadero, señalando el objetivo y los detalles necesarios para su ejecución. Insisto en mi propuesta de implementar un programa nacional de talleres de instrucción y extensión agropecuaria, que debería incluir a los estudiantes del último año de las instituciones técnicas, pues con ello se involucraría a los cuasi profesionales agropecuarios en actividades relacionadas con su carrera, al tiempo que se los imbuiría sobre la connotación social de esta noble profesión. Se sugiere que estos talleres técnicos sean parte de un programa de financiamiento para desarrollo, del cual deberían ser un requisito.

Tecnificación y Financiamiento: Una superior capacidad genética del ganado demandará también mejores atenciones y condiciones de manejo, que van desde instalaciones, controles sanitarios, equipo, maquinaria  y la nutrición equilibrada como el punto de mayor énfasis. La implementación de estas prácticas y requerimientos no tiene que ser costosa sino funcional y eficiente, pero para su ejecución se necesita financiamiento, con políticas reestructuradas que promuevan préstamos democráticos y oportunos.

Acopio, Industrialización y Comercialización: Necesitaremos una empresa público-privada con capacidad técnica y financiera, que alcance protagonismo en la oferta y demanda del mercado, que pueda competir en la compra del producto, tener las instalaciones mínimas para su manipulación e industrialización, y posicionarse como actor acreditado para la comercialización en el mercado nacional e internacional. Sería una ignominia abocarnos a producir más sin tener asegurado el control del acopio, el procesamiento y la comercialización.

Hay más necesidades anexas por supuesto, pero ahora lo importante es asumir a conciencia que este es un tema eminentemente técnico en el que no hay cabida para el protagonismo político, por tanto el proyecto debe ser dirigido y ejecutado por profesionales agropecuarios con el conocimiento y la experiencia apropiada para la exigencia.

Después de tantos años de haber sido relegados, este proyecto permitirá recuperar la actividad ganadera y resarcir al pequeño productor, por eso no podemos permitirnos el lujo de fallar. Quedan prohibidos los caprichos, las novelerías, los albures; nunca más improvisación ni compromisos. El desafío es severo y exigente, pero también asequible y excitante, para nada utópico, pero debe ser afrontado con capacidad, responsabilidad y absoluta honestidad. (O)