En el Registro Oficial Nº 371 del 20 de noviembre de 2018 ha salido aprobada con el carácter de voluntaria la Norma Técnica Ecuatoriana NTE INEN-ISO 37100 (Ciudades y comunidades sostenibles -Vocabulario), que define los términos relacionados con el desarrollo sostenible y la infraestructura de comunidades inteligentes. Más allá de agradecer esta incorporación, lamentamos que no se hayan aprobado las normas ISO 37101-2016 e ISO 37120-2018 que establecen, por una parte, un sistema de gestión para el desarrollo sostenible, apoyando a las comunidades a poner en marcha una estrategia que tenga en cuenta su contexto económico, social y ambiental siguiendo la metodología PDCA (Planificar - Hacer - Verificar - Actuar); y, por otra, las metodologías para establecer un conjunto de indicadores que ayuden a dirigir y medir el desempeño de los servicios que presta una ciudad así como su calidad de vida, respectivamente.

Creo firmemente que nuestras ciudades necesitan indicadores para medir su desempeño. Usualmente no existen indicadores a nivel local y los pocos que existen a menudo no son estandarizados, consistentes o comparables en el tiempo o entre ciudades y mucho menos con los que maneja el Gobierno Nacional.

La importancia, por tanto, de contar con este conjunto de indicadores estandarizados dentro de una gestión pública eficiente es que se proporciona a los gobiernos locales y a sus autoridades un enfoque uniforme de lo que se mide y cómo se debe realizar esa medición, tanto de los servicios que presta la ciudad y sobre la calidad de vida de sus habitantes, como para conocer si estamos en presencia o no de ciudades inteligentes y resilientes (según el portal ONU Hábitat, las ciudades resilientes son aquellas que están preparadas para el cambio y cuentan con medidas adecuadas para recuperarse de alguna crisis).

Ahora bien, ¿qué es una norma ISO? Según el portal https://www.iso.org/, las normas ISO son documentos que especifican requerimientos que pueden ser empleados en organizaciones para garantizar que los productos y/o servicios ofrecidos por dichas organizaciones cumplen con su objetivo. El objetivo perseguido por las normas ISO es asegurar que los productos y/o servicios alcancen la calidad deseada y para las organizaciones, como instrumentos que permiten minimizar los costos, ya que hacen posible la reducción de errores y sobre todo favorecen el incremento de la productividad. En administraciones públicas, los estándares ISO hacen posible que se reduzcan los costos; permiten una optimización de las operaciones; se incrementa la satisfacción del administrado; colaboran a mejorar la calidad de los servicios públicos que brinda, cumpliendo con las exigencias de los usuarios; y permiten además abrir el acceso a nuevos mercados.

Tomando en cuenta, por lo tanto, que más de la mitad de la población mundial vive en una ciudad, y ese número seguirá aumentando casi hasta un 70% para 2050, se torna urgente crear una planificación y gestión efectiva y una política de actuación basada en pruebas. Para que se tomen tales decisiones, es necesario que las ciudades tengan una referencia de confianza para medir el desempeño en la prestación de sus servicios. Tanto es así que hoy casi un centenar de ciudades han implementado la norma ISO 37120, que abarca desde la educación y la energía hasta el transporte, sanidad y agua.

Hago votos para que la próxima alcaldesa o alcalde de Guayaquil se convenza de la necesidad de implementar estas normas. Son realmente necesarias. (O)

* Catedrático de Ordenamiento Territorial.