El señor ministro de Agricultura declara que es agricultor y tiene cultura agrícola, e inclusive se dice que está inmerso en la actividad bananera, lo que significa que conoce hasta la saciedad cuál es la real situación del productor ecuatoriano.
Con toda seguridad debe conocer que las exportadoras, con excepciones, ya sea directa o indirectamente pagan por una caja de banano desde un $ 1,50 hasta $4, aduciendo lo de siempre, que los mercados están restringidos y el banano tiene un bajo precio en el mercado internacional. Falso, de falsedad total. La demanda disminuye en un porcentaje de 15% a 18%, los precios se mantienen igual en el exterior, un kilo de banano cuesta hasta $ 2,90 o sea mucho más de lo que nos pagan por cada caja que contiene un peso de 19 kilos netos de pulpa de banano.
Los exportadores o pseudoexportadores tienen por costumbre –a costa del productor– recuperar lo que han pagado en “exceso”, esto es, más allá del precio referencial. En buen romance, lo que nos dieron el año pasado nos lo quitan después con los argumentos antes expuestos. Por si no lo sabe el ministro, los ingresos que van más allá del precio oficial hacen que invirtamos más en el campo, esto es, se mejoran los ciclos de fumigación agrícola, ciclos de fertilización, se los revierte al campo para ser más eficientes y obtener una mejor productividad a fin de alcanzar rangos de producción acordes con los estándares internacionales. Años atrás esquilmaron al productor al punto que liquidaron el aparato productivo bananero, lo que obligó a tumbar las bananeras para dedicarlas a otras actividades agrícolas; seguidamente bajó la oferta ostensiblemente y tuvieron que pagar precios superiores al de sustentación. Con este antecedente, fácilmente se puede colegir que los pseudoexportadores se convierten en socios de bananeros, sin que inviertan un solo centavo de dólar; a nombre de la calidad en el exterior nos encarecen el costo de producción, valores que les corresponde asumirlos se los trasladan al productor.
Es hora de que estos mal acostumbrados a hacer “cuchara” de los agricultores les pongan los cascabeles al gato. Los ministros de turno dicen que controlan a los exportadores, eso es teoría y retórica, estamos hartos de que el cartel de exportadores se ponga de acuerdo todas las semanas para regular el precio de la caja, tomando como referente contable lo que nos pagaron en exceso a los “montubios” el año anterior. Hágase ver, señor ministro, sus conocimientos y su cargo póngalos al servicio del agricultor ecuatoriano en todos sus ámbitos.(O)
Carlos Emilio Pérez Weisson, abogado, agricultor; Guayaquil