El momento fue como una sesión de fotos para una publicidad de San Valentín. Donald Trump le coge la mano a Melania y Macron hace lo mismo con su ex, su exprofesora, actual esposa, Brigitte.
Guapa, alta, elegante, así lució Melania, que casi tropieza con su sombrero la frente de Macron, de estatura napoleónica.
La otra mujer puso el corte francés clásico, estuvo de un blanco menos pulcro que la eslovaca y cuando se colocó al lado de Trump por un momento, me gustó el intercambio de pareja. Trump de 71 y Brigitte de 65. Emanuel de 40 y Melania de 47… Fue solo un pensamiento.
Estados Unidos y Francia, dos países enemigos políticamente hablando, ahora acercados a través de dos matrimonios que han dejado para la posteridad estas fotografías de parejas felices y amigos fraternos.
Este ha sido un encuentro cómodo, mejor dicho, reencuentro. Francia se mostró como el aliado más decidido a apoyar a Estados Unidos tras el bombardeo a Siria.
Macron hizo suyo el discurso de Trump y creyó sin chistar en sus resultados de informes de inteligencia. El francés y el estadounidense se muestran muy afines y sonrientes.
Trump se codea con Macron para medir y dejar claro su porte europeo, y a Francia este acercamiento le permite hablar de tú a tú a la primera potencia mundial. El país que dirige Donald Trump es la primera economía mundial y el liderado por Macron, la sexta.
Meses atrás, Emmanuel y Brigitte demostraron a Melania y Donald que París sigue siendo La ciudad de la Luz. El rubio magnate criticó la seguridad de la bella capital atravesada por el Sena, y ahora dice con convicción que “quiere volver”.
En la noche de despedida hubo cena, banquete. Melania se estrenó de anfitriona en su casa, pero no en la de Manhattan, solo fue en la Casa Blanca. Se sirvió costillas con salsa de cebolla, jambalaya (pollo con jamón crudo y langostinos) de arroz y tarta de nectarina (algo así como de durazno). Tuve que googlearlo para no quedarme con la duda. Todo tenía que ser exquisito tomando en cuenta que la mujer del presidente más joven de la historia de la V República proviene de una estirpe pastelera francesa, es heredera de un emporio chocolatero desde el siglo XIX.
Alrededor de esa elegante mesa se habló de cambio climático, del acuerdo de Irán y de los modistos de las dos primeras damas. Macron quiso dejar claro que no comparte algunos puntos de la filosofía de Trump, como su tendencia al aislacionismo y su escepticismo a los pactos multilaterales.
Queda tiempo para determinar si esa amistad y alianza entre el experimentado que enseña y el tipo de vibrante juventud, entre el millonario y el especialista en inversión bancaria no será tan efímera como el roble. Ese roble que plantaron juntos el francés y el norteamericano en el jardín sur de la Casa Blanca. Contrario a su significado roble: dureza perdurable, pues literalmente se esfumó luego de la foto de la siembra, símbolo de los vínculos que unen a los dos países. (O)