Todos quisiéramos comprar nuestro carro a precio de contado, pero la mayoría no podemos hacerlo porque nuestro presupuesto no permite una capacidad de ahorro tan grande; entonces recurrimos al financiamiento bancario, con el cual podremos pagar, por partes, el precio de nuestra ansiado coche; con el compromiso de abonar por un tiempo determinado pequeñas cuotas con montos, ahora sí, adecuados a nuestros ingresos.

Pero esta facilidad, como todo beneficio, tiene un costo, que son los intereses devengados por el uso del dinero en un periodo de tiempo. Como estos intereses se suman al precio original, al final del plazo pactado habremos pagado un precio mayor que el valor de contado, habiendo obtenido a cambio la comodidad de realizar la compra sin afectar nuestro presupuesto ordinario. Esta posibilidad cierta de poder cubrir con nuestros ingresos corrientes un flujo de obligaciones establecido se conoce como capacidad de pago.

La capacidad de pago es consecuencia de la configuración de la fuente de ingresos, sí, pero también de la conformación del flujo de pagos que establece la tabla de amortización utilizada. De esta manera, un mismo valor de ingresos podría tener capacidad de pago frente a un específico flujo de obligaciones, pero la perdería contra uno diferente.

Por eso es imprescindible la complementación del conocimiento técnico y económico de los funcionarios bancarios involucrados con las operaciones crediticias, porque solo así se podrá discernir la implementación de un flujo de obligaciones que guarde correlación con el flujo de los ingresos del proyecto financiado.

Lamentablemente, nuestros programas de financiamiento adolecen de esta minuciosidad, y las autoridades responsables han mantenido reglamentaciones que son un verdadero atentado contra la implementación de los proyectos de inversión. Esto es especialmente cierto para el financiamiento del sector agropecuario, que tiene particularidades esenciales muy distintas a las actividades de la industria, el comercio y de consumo; entre otras cosas, porque estas últimas se desarrollan con materia prima inerte, mientras en las actividades agropecuarias la materia prima está constituida por seres vivos, de conformación fisiológica, y por lo tanto con características cambiantes, misceláneas, cíclicas y con una curva de productividad que en sus primeras instancias se presenta indefectiblemente con una tendencia de menor a mayor.

Es cierto que contablemente una tabla de amortización con secuencias de menores aportaciones al capital provocará un incremento en el total de intereses a pagar, pero como dicho total estará distribuido en todo el plazo del contrato del préstamo, el aumento correspondiente a cada cuota de pago será casi imperceptible.

Las políticas de financiamiento deben concentrar sus esfuerzos en promover la viabilidad de los proyectos, especialmente los de desarrollo, donde el objetivo esencial no es pagar menos, sino alcanzar la tranquilidad de poder cubrir las obligaciones sin contratiempos y con los propios y reales ingresos. La correcta estructura de las cuotas permite que nos cueste menos el terminar pagando más.

Señor presidente, su iniciativa de las mesas de diálogo podrían ser un excelente punto de partida para la rehabilitación de todo el aparato productivo nacional, pero solo si se aprovecha el conocimiento y experiencia de quienes tienen la voluntad y disposición de participar y contribuir con ese objetivo.

Es imperioso entonces corregir las falencias del financiamiento, porque nuestros productores agropecuarios necesitan poder cancelar sus préstamos con holgura y seguridad, y eso no se consigue con menores tasas, ni plazos más largos, ni periodos de gracia, sino con una correcta planificación técnica y una consecuente elaboración de los flujos de las obligaciones. (O)

 

Las políticas de financiamiento deben concentrar sus esfuerzos en promover la viabilidad de los proyectos, especialmente los de desarrollo, donde el objetivo esencial no es pagar menos, sino alcanzar la tranquilidad de poder cubrir las obligaciones sin contratiempos y con los propios y reales ingresos.