TULSA, Oklahoma, EE.UU.

Los liberales no esperaban que Oklahoma sirviera de modelo de política social. Pero, sorprendentemente, podemos ver en el más republicano de los estados republicanos un perfecto ejemplo de lo que puede lograr Estados Unidos en materia de educación temprana.

En Oklahoma, todos los niños de 4 años tienen derecho a un año de educación preescolar gratuita. Incluso los niños más chicos de hogares en desventaja pueden tener derecho a guardería todo el día durante todo el año. Y algunas familias reciben visitas domiciliarias en las que se enseña a los padres a leerles a los niños y a hablar más con ellos.

El objetivo es romper el ciclo de pobreza, que no es solo cuestión de falta de dinero. Veamos el caso de dos niñas, de 3 y 4 años de edad, que conocí en una escuela de Tulsa. Su bisabuela tuvo a su primera hija a los 13 años. La abuela tuvo al primero a los 15 años. La madre lo tuvo a los 13 años y nació con drogas en el organismo; ahora tiene cuatro hijos de tres padres.

Pero estas dos niñas, a las que les va bien en el preescolar, podrían romper ese ciclo. Su bisabuelastra, Patricia Ann Gaines, las está criando y recibe frecuente asesoría de la escuela para leerles y está empeñada en que alcancen la clase media.

“Quiero que vayan a la universidad, que no se metan en problemas y eviten caer en la cárcel”, precisó.

Las investigaciones señalan que los padres que viven en pobreza profunda, muchos de ellos simples chicos estresados también, no siempre se “apegan” a sus hijos, ni les leen o hablan con ellos. Un estudio muy conocido encontró que a los 4 años de edad, el hijo de profesionistas ha escuchado 30 millones más de palabras que un niño de su misma edad que viva de la asistencia pública.

Así que el objetivo es que aun el niño más pobre de Oklahoma tenga acceso a los cuidados que son rutinarios en los hogares de clase media. De esa manera, los niños pobres no empezarán la escuela primaria con retraso respecto de la línea de partida. Ni se rendirán después.

En su discurso sobre el estado de la Unión de este año, el presidente Barack Obama exhortó a lanzar un programa de educación temprana como este en todo el país, ya que hay montones de investigaciones que señalan que las iniciativas en la infancia temprana son la mejor forma de ir acabando con las desigualdades y reducir la tasa de delincuencia, drogas y fracasos escolares. Los estudios han señalado una y otra vez que este tipo de programas se pagan a sí mismos: construir escuelas hoy o prisiones mañana.

Pero como fue Obama el que propuso este programa, los republicanos de Washington recelan. No quieren un nuevo programa social ni están inclinados a permitir que Obama deje un legado. Empero, las encuestas nacionales señalan que la mayoría de los republicanos está en favor de iniciativas de educación temprana, así que yo sugeriría que Obama invitara a adoptar en todo el país el “proyecto Oklahoma” y que los republicanos se atribuyeran su propiedad también.

Es promisorio ver que aquí en Oklahoma la educación temprana no está considerada una iniciativa republicana o demócrata. Simplemente se considera un experimento que da resultado. Después de todo, ¿por qué habríamos de derrochar la capacidad humana y perpetuar los problemas sociales como sucede cuando no llegamos a tiempo con estos niños?

“Esta no es una cuestión liberal”, advierte Skip Steele, republicano y concejal de la ciudad de Tulsa, firme defensor de la educación temprana. “Esto es una inversión en nuestros niños, en nuestro futuro. Es algo obvio”.

Maestros, administradores escolares y evaluadores independientes coinciden en que los niños que pasan por el programa preescolar llegan con una ventaja de medio año a donde tuvieran que llegar.

“Hemos visto un cambio enorme en términos no solo académicos, sino también sociales en la preparación que tienen al llegar al jardín de niños”. Precisa Kirt Hartzler, superintendente de la Unión de Escuelas Públicas de Tulsa. “Es un empujón enorme para los niños”.

Oklahoma lanzó un programa de preescolar de prueba en 1980 y en 1988 aprobó una ley que establece el acceso gratuito al preescolar para todos los niños de 4 años. Las familias no tienen que enviar a sus niños pero tres cuartas partes de los pequeños asisten.

Además, Oklahoma ofrece apoyo limitado a niños necesitados de 3 años de edad y menores. Oklahoma tiene más establecimientos preescolares, llamados escuelas Educare y que se enfocan en los niños pobres que empiezan su primer año, que cualquier otro estado.

Oklahoma también apoya las visitas domiciliarias para que los trabajadores sociales asesoren a las estresadas madres solteras (y a veces padres) sobre la importancia de leerles a los niños y de platicar con ellos constantemente. Los trabajadores sociales también les dejan libros; de otro modo, no habría un solo libro infantil en la casa.

La iniciativa de Oklahoma se debe en parte a la influencia de George B. Kaiser, un multimillonario que busca causas filantrópicas con el mismo rigor que busca sus inversiones financieras. Él decidió que la educación temprana es lo que ofrece las mayores ganancias, en parte porque la neurología ha demostrado el impacto de las intervenciones tempranas en el desarrollo del cerebro y en parte porque estudios rigurosos han documentado las enormes ganancias que tiene la educación temprana.

Así, pues, Kaiser empezó a participar en intervenciones tempranas en Oklahoma y a hablar por ellas, Y gracias a su prominencia y sus referencias empresariales, la gente escuchó las evidencias que él mencionó. Él también sostiene, en el aspecto moral, que todos los niños deben de tener acceso justo a la línea de salida.

“Quizá la razón de que los padres ricos e inteligentes tengan hijos ricos e inteligentes no sea la genética”, me dijo Kaiser, “sino que esos padres ricos e inteligentes también abrazan a sus hijos, les leen y pasan mucho tiempo con ellos”.

Yo acompañé a una trabajadora social de Educare en su visita a Whitney Pingleton, madre soltera de 27 años que cría a tres hijos pequeños. Le leyeron al más pequeño y hablaron de la forma de integrar la lectura en la vida diaria. Cuando vean un letrero de alto, propuso la trabajadora social, señale las letras, pronúncielas y enséñele que están diciendo “alto”.

Algunos de los análisis más cuidadosos de los resultados de Oklahoma provienen de un equipo de la Universidad de Georgetown dirigido por William T. Gormley Jr. y publicados en revistas revisadas por especialistas. Los investigadores encontraron marcadas ganancias en las habilidades previas de lectura, escritura y aritmética, así como mejorías en habilidades sociales. Algunos expertos piensan que el avance en la capacidad de autorregularse y de trabajar con los demás es más importante que las ganancias educativas; y ciertamente permiten grupos menos disruptivos. Gormley calcula que los beneficios del programa de Oklahoma superarán los costos en una proporción por lo menos de 3 a 1.

¿Cómo ve eso Estados Unidos?

¿Podría adoptar el “proyecto Oklahoma”, no porque sea liberal o conservador, sino porque es lo mejor para los niños y para el país?

El objetivo es que aun el niño más pobre de Oklahoma tenga acceso a los cuidados que son rutinarios en los hogares de clase media. De esa manera, los niños pobres no empezarán la escuela primaria con retraso respecto de la línea de partida. Ni se rendirán después.

© The New York Times 2013