En 2024, Quito enfrentó una de sus crisis más graves de seguridad, y dos barrios destacaron por su nivel de violencia: La Roldós, en el norte, y Solanda, en el sur.

Ambos sectores, ubicados en los distritos policiales La Delicia y Eloy Alfaro, respectivamente, registraron un aumento en las muertes violentas y son escenario de crímenes que reflejan el avance de organizaciones criminales en la ciudad.

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La Roldós

Ubicada en el distrito de Policía La Delicia, La Roldós registró 59 muertes violentas entre el 1 de enero y el 29 de diciembre de 2024. Este dato representa un incremento del 34 % en comparación con 2023, cuando se reportaron 44 muertes.

Entre los casos, 46 fueron homicidios, 11 asesinatos y 2 femicidios, con el 81 % de los crímenes clasificados como violencia criminal, el resto interpersonal.

El uso de armas de fuego fue predominante, representando el 64 % de los casos. Este tipo de violencia encuentra su raíz en la disputa entre dos de las organizaciones criminales más peligrosas del país: Los Choneros y Los Lobos, declaradas grupos terroristas mediante el Decreto 111 del Gobierno.

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La pugna por el control del territorio, particularmente para el tráfico de drogas, ha convertido al barrio en un campo de batalla.

Un ejemplo estremecedor ocurrió el 13 de julio, cuando un ataque armado en una barbería dejó tres muertos y un herido. Este evento marcó un punto crítico en el incremento de homicidios en el sector.

Para los vecinos, como Sandra Tumbaco, presidenta del comité promejoras del barrio Vista Hermosa, la situación representa un cambio radical. “Antes podíamos caminar y disfrutar de las quebradas y montañas. Ahora no podemos salir ni a la esquina”, lamentó.

Solanda

En el distrito de Policía Eloy Alfaro, Solanda registró 57 homicidios intencionales desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre de 2024, un incremento del 24 % frente al año anterior.

Las armas de fuego fueron responsables del 72 % de los crímenes, reflejando una violencia organizada vinculada a la distribución de drogas y enfrentamientos entre grupos armados.

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Un episodio particularmente trágico ocurrió el 18 de agosto, cuando un ataque armado dejó tres jóvenes muertos y dos heridos. Alexis, Joel y Jordan, las víctimas fatales, tenían entre 21 y 23 años. Este hecho conmocionó a la comunidad y evidenció la presencia de grupos delictivos que disputan el control del sector.

Viviana Cachiguango, habitante del barrio, explicó: “Grupos armados han infiltrado Solanda, promoviendo el consumo de drogas entre los jóvenes. Antes era un lugar tranquilo, pero ahora ni siquiera podemos salir de noche.”

Factores comunes en La Roldós y Solanda

En ambos barrios, el miedo se ha apoderado de los residentes. Las actividades cotidianas como caminar por el vecindario o visitar los parques han quedado relegadas por el riesgo de sufrir robos, asaltos o ser víctimas colaterales de enfrentamientos armados.

La pandemia de COVID-19, según los testimonios, marcó un punto de inflexión en el deterioro de la seguridad. A partir de entonces, el aumento del desempleo y la falta de oportunidades han contribuido al fortalecimiento de redes criminales.

Otro elemento común es la desconfianza en las brigadas de seguridad. Los vecinos denuncian que estas iniciativas son ineficaces debido al miedo de los integrantes a represalias de los delincuentes.

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Los habitantes de ambos sectores claman por acciones efectivas para combatir la inseguridad. Solicitan la implementación de alarmas comunitarias, botones de pánico y la reactivación de chats de emergencia con la policía.

En La Roldós, los vecinos demandan un aumento en la presencia policial y programas de desarrollo social para prevenir que los jóvenes sean reclutados por las bandas. Por su parte, en Solanda, se enfatiza la necesidad de estrategias que combinen el control del crimen organizado con medidas para mejorar la convivencia comunitaria.

Se solicitó una entrevista con el comandante de Policía del Distrito Metropolitano de Quito (DMQ), así como cifras actualizadas de la violencia en la capital. Sin embargo, después de varios cambios de fecha, se la canceló.

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A medida que avanza el 2025, los vecinos esperan que el aumento de homicidios y crímenes violentos sirva como un llamado de alerta para priorizar la seguridad en sus barrios. Mientras conservan el miedo de que las cifras aumenten en este año. (I)