Hace medio siglo, aún era normal ver bandadas de papagayos de Guayaquil sobrevolando la ciudad o los bosques cercanos a la urbe. Ahora esto es casi imposible. La subespecie, de la que se cree hay unas 60 unidades en vida silvestre, se vio afectada por la destrucción de su hábitat y la caza, para ser comercializada como mascota o alimento.