La brisa fresca, el sonido de la diversidad de pájaros, una variedad de árboles y la vista del manso río Babahoyo en el malecón atraen la atención. Luego, al caminar por las angostas calles, el visitante se da cuenta de que el lugar además de ser agradable y acogedor es seguro y la gente, que en su mayoría habita en viviendas de construcciones mixtas y de cemento, es muy amable.