En un mundo cada vez más conectado, el grooming se ha convertido en una amenaza alarmante para niños y jóvenes que utilizan internet. Este fenómeno ha crecido significativamente en los últimos años, especialmente tras el aumento del tiempo en línea derivado de la pandemia de COVID-19.

El grooming es un proceso en el que un adulto, mediante engaños o manipulación emocional, busca ganarse la confianza de un menor para explotarlo sexualmente. Aunque ocurre principalmente en el ámbito digital, también puede presentarse en encuentros físicos.

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Redes sociales, aplicaciones de mensajería, videojuegos multijugador y plataformas con funciones de chat son los espacios más comunes donde los agresores interactúan con sus víctimas. El grooming es un desafío que requiere la colaboración activa de padres, educadores y legisladores.

La evolución de la amenaza

Informes recientes destacan un incremento alarmante en casos de grooming. Por ejemplo, la Internet Watch Foundation reportó un aumento del 1000% en imágenes de abuso infantil durante los confinamientos por la pandemia. Este crecimiento refleja la urgencia de implementar medidas preventivas y concienciar a la sociedad sobre los riesgos asociados a esta problemática.

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Fases del grooming

El grooming sigue patrones comunes que, aunque no siempre lineales, permiten identificar su evolución:

  1. Creación de un vínculo de confianza: El agresor contacta al menor simulando una edad similar y empatizando con sus problemas. Puede recurrir a regalos y otras tácticas para generar dependencia emocional.
  2. Aislamiento de la víctima: El groomer busca que el menor rompa sus lazos de confianza con su entorno, promoviendo el secreto y alejándolo de familiares y amigos.
  3. Valoración de los riesgos: El agresor verifica si su relación es conocida y asegura que la comunicación pase desapercibida.
  4. Conversaciones sobre sexo: Introduce temas sexuales de manera gradual para desensibilizar al menor.
  5. Peticiones sexuales: Utilizando chantajes o amenazas, busca obtener material explícito o concretar encuentros físicos.

Recomendaciones para prevenir el grooming

  1. Fomentar una comunicación abierta: Crear un ambiente donde los niños puedan hablar sin temor a ser juzgados.
  2. Establecer límites claros: Regular el uso de internet y promover el acceso a dispositivos en áreas comunes del hogar.
  3. Educar sobre privacidad: Enseñarles a no compartir información personal en línea.
  4. Revisar contenido apropiado: Asegurarse de que las aplicaciones y sitios web sean adecuados para su edad.
  5. Supervisar de forma respetuosa: Monitorear la actividad en línea de los menores sin invadir su privacidad.
  6. Promover hábitos saludables: Incentivar el equilibrio entre tiempo en pantalla y actividades físicas o sociales.
  7. Dar el ejemplo: Usar internet de manera responsable y mostrar cómo proteger datos personales.

La colaboración entre padres, educadores y la sociedad en general es crucial para combatir esta problemática. Estar informados, atentos y actuar de manera preventiva puede marcar la diferencia en la vida de un menor. (I)