Dar a los demás, de forma desinteresada, puede llenar a uno de muchas maneras y más de lo que uno cree. Pero si en ese llamado está convertirse en payaso de hospital, la experiencia puede ser más satisfactoria y hasta divertida, está segura Mirlay Duque, cofundadora de la organización PuraRisa.

“Pertenecer a algo como esto es liberar un poco tu alma. Te desestresas en mucho aspectos y es algo que puedes aplicar para tu día a día, en el trabajo, en la casa. Te enseña a ver la vida de forma distinta”, ilustra Duque.

Alrededor de 100 voluntarios trabajan sin fines de lucro, contagiando alegría y bienestar. Foto: Cortesía

“Entiendo que a veces a la gente le da muchísimo temor pertenecer a un grupo de payasos de hospital, porque da pena (vergüenza), pero en este tipo de fundación no hay nada más sabroso que perderle el miedo al ridículo, te da muchísima libertad”, agrega.

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PuraRisa se define como un voluntariado sin fines de lucro que lleva alegría y bienestar a comunidades vulnerables de Guayaquil. Generalmente esto significa visitar a pacientes (niños o adultos mayores), pero eso no limita su campo de acción.

Origen y necesidad de PuraRisa

Mirlay Duque y su esposo Zonny Paruta, una pareja de venezolanos, llegaron a Ecuador (Guayaquil) hace más de 10 años, en la misma ola migratoria que busca oportunidades en nuestro país. Ambos ya eran miembros muy activos de la fundación Doctor Yaso, Payasos de Hospital, en Venezuela, donde se conocieron.

El principal objetivo de Pura Risa es “ir a lugares vulnerables”; es decir, espacios como hospitales, hogares de adultos mayores o zonas de alto estrés como la calle (por ejemplo, en la 9 de Octubre). Foto: Cortesía

Después de intentar integrarse a otra fundación, sintieron la necesidad de retomar la actividad. “Vimos cómo había muchísima necesidad de esta labor, y nos apasiona muchísimo el ser payasos de hospital”.

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El inicio fue fortuito y no planificado, pero fue la chispa que encendió todo. Mirlay recuerda que su esposo, médico de profesión, solicitó permiso para visitar pacientes en el hospital donde hacía guardia. No guardaban grandes expectativas, y la oportunidad fue mayor que ellas. La institución les pidió formalizar el pedido y en cuestión de un mes arrancó el proyecto.

La calle también es lugar de acción de Pura Risa. Foto: Cortesía

Funcionamiento y voluntariado

Pura Risa se inspira en el concepto de ‘Patch’ Adams y trabaja desde la improvisación, utilizando los estímulos del entorno (una camilla, un juguete) para generar la “magia” en el espacio, haciendo que cada visita sea única.

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El principal objetivo es “ir a lugares vulnerables”; es decir, espacios como hospitales, hogares de adultos mayores o zonas de alto estrés como la calle (por ejemplo, en la 9 de Octubre).

La labor es completamente voluntaria y no se cobra por las visitas, siendo el dinero recaudado de donaciones utilizado netamente para los voluntarios, para mandiles, insumos, movilización.

Para ser parte, se requiere completar un taller de formación intensivo de dos días (sábado y domingo), que es obligatorio para sentar las bases de la actividad. Posteriormente, los voluntarios deben tener disponibilidad de asistir a las visitas al menos dos sábados al mes. PuraRisa realiza visitas fijas los sábados por la mañana, siendo el Hospital Roberto Gilbert (de la Junta de Beneficencia de Guayaquil) su lugar habitual, además de visitas eventuales a otros lugares que los contacten, como la Clínica Alfredo Paulson.

Actualmente, la fundación cuenta con aproximadamente 120 voluntarios activos, aunque las visitas semanales se realizan en grupos de 27 a 30 personas. No solo trabajan con niños, sino con todo tipo de pacientes, incluso lo hacen personal médico y enfermeras.

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Documental de aniversario

Entre los voluntarios de PuraRisa está el productor audiovisual Marco Vera, bautizado como Doctor Alfalfa. Tiene alrededor de 15 años siendo payaso de hospital (un año y medio con PuraRisa).

Justamente él está detrás del documental Somos PuraRisa, con el cual la fundación celebró su primera década de labores. Como el cineasta del grupo, Marco había grabado varios cortos para las redes sociales de la organización. “Cuando tuve suficiente material, me dije ‘voy a contar esta historia, tiene que conocerla más gente’”.

Entrevistó a sus compañeros, a los fundadores, y complementó las imágenes con antiguos registros en Youtube de PuraRisa, antes de integrarse al equipo, así como videos personales de Mirlay y Zonny.

El resultado ha sido la presentación del filme en varios escenarios de la ciudad. Su estreno se dio en la sala del MAAC Cine, a mediados de noviembre. Luego se proyectó el 3 de diciembre en Mz. 14 (Universidad de las Artes).

“Más que una historia cronológica, el documental cuenta desde el punto de vista de los voluntarios cómo es ser un payaso de hospital”, puntualiza. “Cuando uno escucha la palabra ‘documental’ piensa que es algo crudo o dramático. Pero esto es todo lo contrario. Por ejemplo, los niños se ven alegres, con sus padres, jugando con los payasos. Pero más que nada, como esta actividad ayuda más a los voluntarios que a los pacientes”. Y él se siente una muestra de ello, sin duda. (E)